1. Cuando mi papá bebía (Segunda parte)


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Catiremajo, Fuente: SexoSinTabues

    Gracias por leerme, aquí la primera parte para quienes no han leído: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-43406.html Mi papá siempre ha tomado, yo diría que como cualquier hombre mexicano sin embargo hubo una época a mediados y finales de mi primaria en la que su forma de beber se intensificó. Años después me vine a enterar que fue a raíz de una infidelidad por parte de mi mamá que él se tiró de plano a la bebida. Cuando mi papá llegaba borracho yo tenía que disimular la emoción que me daba para que nadie sospechara que yo me lo comía mientras él dormía. Fingía estar molesto y como mi mamá se enojaba mucho lo mandaba a dormir al cuarto de atrás y me hacía llevarlo para ayudarlo a quitarse la ropa. Hacía como que me enojaba y le decía enfáticamente ¡por qué yo, apesta a borracho! Pero lo que nadie sabía era que yo era feliz con ese olor a cantina que me excitaba un chingo. Lo acostaba en su cama y jamás le encendí el aire acondicionado para que no se le secara el sudor, apenas se sentaba en la cama caía irremediablemente de espaldas y así, con los pies colgando, lo descalzaba, retiraba sus calcetines y tocaba sus pies calientitos, le acariciaba los pies hasta las pantorrillas, amaba ver sus piernas peludas cómo colgaban de la cama. Cuando sus ronquidos comenzaban a hacerse más fuertes le sobaba las piernas por encima de los pantalones, nunca ha usado jeans, siempre eran de casimir así que las manos se me deslizaban suavemente sobre sus piernas y le amasaba el paquete ...
    ... despacito. Me inclinaba, le ponía mi cara sobre su bulto que a veces olía a cerveza y orín, a veces me gustaba y otras veces no. Le abría el cinturón, le bajaba el cierre y haciendo un esfuerzo superior al que un niño de 9 años debe hacer, le iba jalando el pantalón para írselo sacando. Sus nalgas grandes, blancas y redondas siempre eran el mayor impedimento pero era perfecto porque eso ocasionaba que el bóxer se le bajara y me dejara ver sus pelos y parte de su pene dormido. Le subía las piernas a la cama y lo dejaba listo para dormir. Ese era siempre el mismo ritual cada que tenía que desvestirlo. Y me encantaba. Una noche entre semana llegó bien pedo, me llamó y fui a él para que me pasara el brazo por mi nuca, se apoyó para no caerse, me dio un beso en la cabeza, olió mis suaves cabellitos y lo escolté a su recámara. Mi mamá lo evadía y yo ya sabía cuál era mi tarea. Lo descalcé, lo sobé, la bajé el pantalón, olisqueé su bulto y esta vez como otras antes de subirle las piernas a la cama le saqué la verga por el bóxer y se la chupé como si fuera un malvavisco delicioso siempre con el cuidado de no despertarlo para no repetir aquella experiencia de la primera vez. Se le empezó a poner dura y yo estaba bien caliente; dejé que se le fuera despertando hasta quedarle totalmente tiesa. Enloquecí, ahí la tenía otra vez, dura, blanca y rectecita con ese glande que brillaba como un caramelo delicioso, oliendo a macho que viene de la cantina su verga estaba enhiesta apuntando hacia ...
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