Mi hermana Julia - 3 -
Fecha: 21/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... día. Guardé mi polla bien guardada y, ya algo recompuesto y un poco más calmado, titubeante, con la cabeza gacha y con un pánico indescriptible ante la que me esperaba, me dirigí hacia el salón. Allí estaba Julia, mirando por el ventanal de la terraza del jardín. - Julia -dije en voz baja- escucha, yo… No me dejó siquiera iniciar la frase. - No, Luis, no. No digas nada, por favor: cállate; cállate…, siéntate… y escúchame tú a mí. Mira, Luis. Pasé por eso de que me pidieras consejo, en según qué cuestiones; acepté a explicarte cómo nos masturbamos las chicas; también te confesé algo, tan privado, como una parte importante de los inicios de mi vida sexual. No sé cómo conseguiste convencerme para que lo hiciera, pero hasta llegué a pensar que estaba haciendo algo bueno por ti; que aprenderías con ello, y lo soporté de buena gana; he tenido muchas dudas sobre si todo eso fue correcto, -no te vayas a creer-, y las sigo teniendo; sobre todo cuándo me confesaste que te excitabas pensando en mí y que había veces que las pajas te las hacías imaginándome. No me puedes negar que he sido comprensiva contigo, Luisito… ¡HE SIDO MUY COMPRENSIVA! ¡DEMASIADO COMPRENSIVA! - Ya; Julia. Lo sé. Te lo agradezco mucho, pero… - El otro día, Luis, te oí perfectamente hacerte una paja en tu cuarto y sabía que estabas pensando en mí; sabía que pensabas en la escena que te conté de cuándo yo se la hice a Manolo. Eso ya me dejó bastante preocupada. pero también intenté comprender eso. Pero Luis… quise ...
... dejarte las cosas claras, y parece ser que, o no me escuchabas, o no te salió de los cojones entenderlo. ¿Lo entiendes, coño? ¿Lo entiendes ahora, pedazo de gilipollas? - No Julia… no es eso… te entendí, pero es que… -nuevamente, Julia no me dejó acabar-. Se llevó las manos a la cabeza y dejó de mirar por la ventana. Se volvió y se acercó al sofá donde estaba sentado; se detuvo un momento, me miró con fijeza y, finalmente, se dirigió a mí. Yo continuaba sentado y Julia, de pie frente a mí, me pareció imponente, se me hacía aún más mayor. Me sobrecogía con su indignada presencia y yo… yo me acobardaba cada vez más ante ella. - ¡No! Luis. Espera un momento. No digas nada; calla y escúchame tú; por una vez en tu vida Luis: ¡¡ESCUCHA BIEN LO QUE TENGO QUE DECIRTE!! Puedo entender muchas cosas, Luis. Yo he pasado también por la pubertad, y sé que es complicada y desconcertante, pero no he llegado nunca a los extremos a los que tú estás llegando. He tenido mis historias; muchas historias, que ahora no vienen al caso; no las entenderías. Pero, escucha, Luis. No está nada, pero que nada bien que te excites conmigo. lo he pensado mucho y sé que no está bien… no es algo natural; somos hermanos, Luis… no puedes hacer según qué cosas pensando en mí… eso me ensucia… me rebaja… tendrías que hacerlas, si las haces, pensando en otras chicas; pero nunca en mí. Y lo de hoy, Luis, lo de hoy; esto que te he pillado haciendo hoy; eso. eso es que ya no tiene nombre; pero ¡por Dios!… ¿me quieres ...