Por culpa del infarto de mi esposo
Fecha: 21/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: sandra garcia, Fuente: CuentoRelatos
... cuerpo ardía, y no era por el sol y mi corazón marcaba 100 por minuto, sus manos siguieron bajando y cuando llegaron a mi cintura, y al inicio de mis caderas, sus manos se fueron hacia adelante, yo no hice ninguna resistencia, acerco su boca a mi oído y me dijo —vamos a seguir tomando a mi cuarto —sin esperar mi respuesta, se paró me tomo de la mano y nos fuimos de la mano hacia el edificio donde están los cuartos, yo era un autómata, al seguir avanzando, me soltó la mano, para descaradamente pasar su brazo por mi cintura y meter un dedo en el nudo del bikini
Al llegar a la recepción, pidió su llave, el cuartelero al verme solo sonrió, parece que estaba acostumbrado a estas situaciones, fuimos caminando por las escaleras —mi cuarto está en el tercero —me dijo, me horrorice pues el mío estaba en el segundo, al llegar a su cuarto me sentí peor pues su cuarto estaba justo encima del mío, me preguntaba si mi esposo estaría bien dormido, cuando abría la puerta con su llave, como que me arrepentí era mi última oportunidad, me quede paralizada en la puerta, Luis sin más ni más me cargo como una muñeca, cerró la puerta con el pie y me recostó en la gran cama, de mi boca salió —no seas malo, nunca lo he hecho, no sigas —el me miro a los ojos mientras me dejaba echadita —como voy a ser malo contigo si eres una reina y yo soy tu esclavo, tu esposo tiene que estar muy enfermo para dejarte así, sin más —con su manotas me quito la tanguita, y comenzó a comerme desesperadamente mi ...
... panochita, que justo la había depilado para mi esposo —ah ah ah que rica con con conchita, ya ves Sandrita, tu tu tu estas mojadita, um um um —yo me retorcía de placer mientras sentía su lenguota áspera y su cara mal afeitada, que se frotaba y frotaba, me mordía los labios, para no gritar de placer, me quedaba un poco de vergüenza sabiendo que mi esposo estaba posiblemente tres metros debajo de nosotros y su amigo mexicano le estaba comiendo la panochita a su esposo, la verdad no sabía si llorar o si reír —que rico el juguiguiguito, um um um —en eso vi todo oscuro y me vino un orgasmo violento —puta madre que rica lengua —ahí si no pude evitar que de mi boca salieran esas palabras, en eso vi que Luis se bajaba la ropa de baño y mostraba un cilindro de carne roja que latía —ahora si peruanita te vas a comer esta carne mexicana —sin más puso mis piernas en sus hombros, y comenzó a meterla poco a poco, me volvía loca, tanto tiempo sin tener es gusto de sentir que una verga caliente entre en mi carne, sentía poco a poco como se abría paso, mientras mi conchita se contraía de alegría tratando de no dejarla salir —métemela toda toda hijo de puta ya ya —ya no era yo era una perra en celo que quería más y más, el resto me la metió de golpe y comenzó entonces con el mete y saca mete y caca, sentía el sonido coplosh coplosh coplosh, de su verga sumergiéndose una y otra vez en mis fluidos, estaba empapadita, y me la comía todita —sigue sigue así papito, sigue no pares, que ri ri ri ...