La historia de Claudia (18)
Fecha: 24/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... Blanca de una tal Paola que está medio loquita por vos, así que después vamos a hablar de esa chica. Me parece que no hay peligro de que Blanca te busque ahí. Es una mujer muy primitiva, con muy poca educación y ese ambiente seguro que la intimida. No se atreverá a aparecer allí para llevarte otra vez con ella. Vos vivís con tus papis, ¿cierto?
—Sí, señora Inés.
—Bueno, mañana les decís que te vas a vivir sola. De vos también quiero disponer a tiempo completo.
Laura sintió que un relámpago de angustia la estremecía. El regreso diario a casa, el contacto con sus padres –aunque distante y frío— le había servido desde que era sumisa de la señora Blanca como una especie de nexo entre esa sumisa y Laura, la chica normal, la hija, la estudiante universitaria, la chica que se saludaba con los vecinos. Ahora Inés estaba arrasando con su ser Laura. Ahora ya no habría regreso diario a casa ni vecinos con los cuales saludarse. No habría Laura sino apenas débiles rastros de ella en algún lugar de sí misma y que seguramente se irían diluyendo hasta desaparecer por completo. Ahora ella sería sólo la sumisa, la cachorra, una perra a la que su nueva dueña usaría a su antojo. Sintió que las lágrimas rodaban por sus mejillas y pensó que esas lágrimas se llevaban lo que quizás era su última nostalgia por lo que había sido y ya no volvería a ser.
—¿Me oíste, cachorra? –le preguntó Inés.
—Sí, señora Inés. Haré lo que usted quiera. –respondió sumisamente.
Claudia, que ...
... permanecía, como Laura, arrodillada con las nalgas sobre los talones y las manos en la nuca, la miró sintiéndola en ese momento más cerca que nunca.
"Ya está. Ya es completamente una sumisa." –se dijo con cierta oscura satisfacción. –La señora Inés le está deshaciendo su vida y creándole una nueva, y Laura lo acepta. Ya está. Ya es como yo, un animal."
Después de haberles explicado a las sumisas la nueva situación, Inés pareció desentenderse de ellas y dijo dirigiéndose a sus cómplices con tono divertido:
—¡Ay, mis queridas! ¡No quieran saber cómo está Blanca por haber perdido a sus perras!... Cuando pasaba el tiempo y éstas dos no volvían empezó a moverse por el living como una leona enjaulada, preguntándome una y otra vez qué pensaba yo, jeje... si creía que se habían escapado o alguien se las había llevado. Yo me hacía la tonta, la desorientada... Después me hizo acompañarla al supermercado y allí les preguntó a todas las cajeras si las habían visto... Se las describía diciéndoles cómo estaban vestidas, jejeje... Cuando nos volvíamos repetía una y otra vez que se las habían robado. "¡No, Inés, no! ¡Esas dos no se me hubieran escapado! ¡Me las robaron! ¡Alguien me las robó!" –gritaba como una loca. En fin, muy divertido. Y lo bueno es que jamás sospechará de mí.
Terminó el relato con una carcajada triunfal y le preguntó a Laura a qué hora estaban sus padres en la casa.
—Mamá está todo el día y papá vuelve a eso de las 8 de la noche, señora Inés.
—Muy bien, entonces ...