La historia de Claudia (18)
Fecha: 24/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... el lunes a la noche te llevo así hablás con ellos, recogés todas tus cosas y te venís conmigo.
—Sí, señora Inés.
—Tenémela lista para el lunes a las ocho de la noche, Nelly. –pidió la peluquera y volvió a dirigirse a la cachorra:
—Y mientras tanto llamá a la gente de la veterinaria para decirle que renunciás.
—Sí, señora Inés, lo haré.
—Y a esta otra la paso a buscar el lunes a las 10 de la mañana para llevarla a la casa a que se cambie y de allí a la radio, para que presente la renuncia.
—Perdé cuidado, Inés. –dijo Nelly. –Para esa hora te la tengo lista.
La peluquera, ganada por una súbita inquietud, le preguntó a Claudia: —¿Tenés la llave de tu casa?
—Sí, señora, está en un bolsillo del vestido que traía.
Inés suspiró aliviada, ya que habría sido un problema que esa llave hubiera quedado en casa de Blanca.
—Bueno, mis queridas, ahora me voy. –dijo poniéndose de pie. Tomó su cartera, saludó a todas con besos en las mejillas y luego se plantó ante las dos sumisas:
—Saluden a su dueña. –les ordenó extendiendo una mano que ambas besaron mientras decían:
—Buenas noches, señora Inés.
La peluquera sonrió satisfecha y cuando salía del living precedida por Nelly se volvió y dijo:
—Si tienen ganas pueden seguir gozando de ellas... se lo ganaron, jeje...
Cuando llegó a su casa Amalia la esperaba en el living. Días antes Inés le había contado todo sobre su condición de bisexual y dominante, la relación de Claudia y Laura con Blanca, su ...
... plan para robárselas y lo que se proponía hacer con ellas.
—Necesito que me ayudes con todo esto. ¿Cuento con vos? –le preguntó finalmente.
La mujerona, que la había estado escuchando al principio con asombro y después con el rostro tenso y los ojos brillantes le contestó:
—Cuente conmigo absolutamente, señora.
Ahora, cuando Inés hubo dejado la cartera sobre una silla y se estaba quitando la chaqueta le preguntó con un tono de ansiedad en la voz:
—¿Todo bien, señora Inés?
—Todo salió perfecto, Amalia. Las dos perras ya son mías. El lunes me las traigo hasta el miércoles a la noche, porque mi marido vuelve el jueves a la mañana. Ahora llamá a la cocinera y a la mucama y deciles que les doy días libres y que se presenten el jueves. Yo voy a estar ocupada entre la peluquería y ver cómo anda la obra en el departamento, así que durante el día mis perras van a estar a cargo tuyo. Ocupalas en tareas domésticas y tenémelas bien cortitas.
La mujerona curvó sus labios finos en un rictus cruel y luego dijo:
—No se preocupe, señora. Va a dejarlas en muy buenas manos.
—Estoy segura de eso, Amalia. ¿Sabés? últimamente te venía observando con mucha atención y percibí algo en vos que me hizo tener la certeza de que me ayudarías, y no me equivoqué.
—Si me permite, señora –dijo Amalia mirándola a los ojos, —yo también intuía algo de usted por esas mujeres que la visitaban cada vez que el señor estaba de viaje.
Ambas intercambiaron sonrisas cómplices y prolongaron ...