La otra Marta, placer y dolor (IV)
Fecha: 22/09/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos
... contra la espalda del sofá. Al mismo tiempo que me introducía una mano por debajo de la camiseta y me acariciaba los pechos, libres del confinamiento de un sujetador. Eché la cabeza hacia atrás al notar sus dedos jugar con los pezones, jadeé y gemí, todo en voz baja. Estaba un poco aturdida pero no podía negar que aquella estimulación, tan sutil, sería un incentivo, un adelanto de lo que podría venir.
- No es por nada pero me gustas -Soltó Flora sonriendo maliciosamente.
- Es una buena chica, dócil y le gusta el peligro -dijo Marta.
- Eso parece -Flora riéndose.
Marta me instó a que recogiese la mesa y esperase, me limité a obedecer, mientras ellas salían de la sala, dejándome sola. Pasado un buen rato regresó, apareció envuelta en un batín de raso negro, zapatos tacón de aguja y medias. Mi pulso se aceleró cuando pegó su cuerpo al mío. Sonrió al percibir mi temblor, algo nerviosa y asustada.
- ¿Estás lista para dar un paso más? -pregunto seria.
- Si... ¿qué más quieres de mí?
- ¿No lo adivinas? -Bromeó, impregnando sus palabras de un tono seductor, sonreía a la vez que se mordía ligeramente su labio inferior y penetrándome con sus ojos gris verdosos. Se desprendió del batín y quedo con corset negro de látex con liguero, muy ajustado, alzándole el pecho, cortado a la altura de la cintura, para que se viera bien el tanga a juego con las medias negras. Me quedé mirándola a los ojos un segundo. Y pensé, ¿qué podía perder?
Me ofreció la mano, cogí sin ...
... rechistar y la seguí como un perro faldero. Me empujó con suavidad para que subiera unas escaleras, me cedió el paso para entrar a una buhardilla y cerró la puerta. No pude evitar una mirada furtiva, predominaba el color rojo y negro en cortinajes de terciopelo, techo de madera, todo con una luz muy tenue. En una de las esquinas un diván y en la otra una especie de camilla. En una pared colgaban, látigos, floggers, esposas... sobre una mesita velas, alguna de ellas encendida. Fantasías sobre la humillación y la dominación pasaron por mi mente de una forma frenética y más aún cuando apartó un cortinaje y en el centro de la sala, el cuerpo blanquecino de Flora, colgaba del techo mediante una polea, brazos en alto, los pechos aún por encima del sujetador y con bragas. A pesar de estar en aquella posición atada y sin posibilidad de escapar, al vernos sonrió. Marta se le acercó y le abofeteó en la mejilla con fuerza, suspiro sin ninguna queja. Tiró de la cuerda que la sostenía, tensándola y obligándola a que se pusiera de puntillas.
Empezó de manera acompasada, palpándole los pechos, pellizcando un pezón, mientras con la mano libre los palmeaba, ella soltaba gemidos, luego otro y otro, sus enormes tetas tomaron una coloración casi morada. Entonces para demostrarle su control empezó a insultarla con palabras soeces y que la íbamos a tratar como se merecía. Mientras una mano le estrujaba un pecho, los dedos de la otra sobre la tela de la braga, frotaban los labios vaginales. Tembló ...