1. Esclavo de mis vecinas: Pilar y Mónica


    Fecha: 22/09/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Eduardo Marín, Fuente: CuentoRelatos

    ... limpiarle el coche, ayudarle a recoger la cocina... Y poco a poco me fue sometiendo a su voluntad.
    
    Una noche viendo que Pilar sí tenía carácter, y podíamos congeniar bien, le propuse servirle de esclavo, para lo que ella quisiera, y me dijo que sí, pero que tenía que hablarlo con Mónica también, para que luego no echase nada en cara... Si la cosa no salía bien.
    
    Ellas lo hablaron y por lo visto me dijo Pilar, que a Mónica le encantó la idea. Que le comentó: Que bien, así le podré mandar a Ángel, que me haga la cama, que me planche la ropa, que se encargue de limpiar mi calzado... etc. etc.
    
    Luego yo hablé con Pilar, para saber cómo tendría que tratarles en calidad de esclavo. Y Pilar me dijo: “Pues a partir de ahora, nos trataras de usted, a mí me llamarás: señora Pilar. A Mónica; señorita Mónica. Y eso sí, te arrodillarás siempre delante de nosotras. Cada vez que te llamemos o cada vez que tengas que estar en nuestra presencia... Siempre arrodillado”. Yo acepté. Y en ese mismo instante ya me arrodillé ante Pilar.
    
    Mi vida obviamente cambió por completo, pues una vez fuera de mi trabajo, Pilar y Mónica dirigen mi mundo. Pilar poco a poco me ha ido enseñando a colocar las cosas a su gusto, me manda mucho limpiar, sobre todo la cocina. Me enseñó el manejo de su lavadora y yo la pongo normalmente, cuando ella me lo ordena, tiendo la ropa, plancho lo más normal... Y me voy defendiendo. Al principio me costó un poco adaptarme, sobre todo a estar de rodillas ante ellas, ...
    ... muchas veces se me olvidaba y Pilar a base de bofetadas, me fue poniendo en mi sitio.
    
    Pero contra todo pronóstico, Mónica ha sido, quién de verdad más hizo que cambiase mi vida. Ella, con tan solo 19 años, me ha hecho llorar de impotencia y me ha humillado como yo jamás podía imaginar... Recuerdo que una noche, nada más entrar ella en su casa, se sienta, para que yo le descalce sus deportivas y le calce sus zapatillas de andar por casa, luego mientras ella se lava las manos, yo le voy sirviendo la cena... Pero esa noche había pizza y la señorita Mónica me dijo que iba a cenar en el sofá del salón, para ver la tele. Yo se lo coloqué todo en una bandeja, la pizza ya partida, su refresco, sus cubiertos, sus servilletas... Y cuando vi que ya estaba sentada en el sofá, me acerco con la bandeja, me arrodillo para dársela, y veo que Mónica no la coge y yo sosteniendo la bandeja arrodillado tuve que estar, hasta que la señorita Mónica terminó. No es que pesase mucho la bandeja, pero cuando pasaron los primeros 5 minutos, al estar arrodillado y con los brazos extendidos, los brazos empezaron a dolerme y no fue agradable estar así 15 o 20 minutos.
    
    Otro día, no se me olvidará, era un sábado por la mañana, sobre la 12, Mónica estaba desayunando en el salón y al terminar me llama para recoger su desayuno y me dice: “Ahora mientras me ducho y me arreglo, quiero que limpies mis deportivas blancas, y las quiero impecables, quiero ver mi cara en las zapatillas, con eso te digo todo...”. ...