Xochi mi madre, incesto, morbo y complicidad
Fecha: 26/09/2021,
Categorías:
Incesto
Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos
... admirando su cuerpo, cada vez que camina hipnotiza por las playas, cuando lleva jeans aún más se esculpen sus formas, su cola y su vulva se cincelan sobre la tela y se resaltan si lleva botas de caña alta; y debajo de todo ello su ropa interior que no deja de provocar intenciones lascivas, mi mente me golpea con pensamientos eróticos, —pero no siento remordimiento—, todo eso es ella, aunque Laura “Xochi”, mi diosa, la diosa del placer siga siendo mi madre.
No pude evitar que mi pija se pusiera dura al mirarla. Ella descubrió mi erección y tomándose su tiempo comenzó a frotarse con crema hidratante, sus manos se deslizaban sobre su cuerpo, asegurándose de extender la crema sobre cada centímetro de su piel, indicando hacia donde debía llevar mi mirada, hasta que luego de pasar por sus piernas, subió con sus dedos por la marca que se dibujó cuando ella apretó entre sus labios vaginales la tanga, llevando hasta la locura mi imaginación. No pude evitar gemir y ella se detuvo y se volvió hacia mí:
—Ya llegará tu tiempo, por ahora disfruta. —Me dijo, mientras me acarició las mejillas y me besó tiernamente. No resistí y acabé bajo mi short de baño.
Salimos del cuarto; “Mena” la miró con complicidad de duda al ver que yo venía detrás de ella y mamá con gesto de sin importancia, le sonrió y nadie se dio cuenta de todo lo que había pasado y de la complicidad que nacía ese día, hasta hoy, algunos años después.
Llegamos a la playa, instalados y corriendo por la arena y las ...
... olas; mamá y “Mena” siempre se apartaban hacia el borde de la costa, como exponiendo sus figuras al sol, a las aguas del mar y a los dichos que provocaban, algunos generosos otros bien sucios, pero estos últimos eran los que incitaban ellas y buscaban para sus universos paralelos.
—Richard. Me llamó mamá, mientras yo jugaba a las paletas con mi hermano. Le pasé mi raqueta a papá y fui tras ellas que comenzaban a caminar alejándose de nuestra carpa y perdiéndose entre las gentes.
Me acerqué a ellas y en un principio me daba vergüenza el traje de baño que lleva mi madre, ya que insinuaba por demás y hasta dejaba escapar a propósito sus lolas por los costados de los finos breteles, mientras su cola era ardor puro expuesto al sol; pero poco a poco fui acostumbrándome a las miradas que la lujuriaban y que lejos de enfadarse o avergonzarse, mi madre correspondía con una sonrisa al igual que “Mena”, pero menos entregada que mi madre, y que la divertía e incluso —diría yo—también la excitaba sexualmente. A veces, me rezagaba un poco con la excusa de recoger algún caracol o piedrecilla de la orilla, y la miraba desde lejos viendo como provocaban, lo que me excitaba aún más. De vez en cuando se agachaban a recoger también conchas, y yo me encontraba en estado próximo al éxtasis, ya que las tangas desaparecían entre sus cachetes y parecía ir sin ellas, pero, cada tanto metía sus dedos entre sus nalgas y se arreglaba la braguita.
Pero no era lo único que le sucedía, ya que, al ...