1. Xochi mi madre, incesto, morbo y complicidad


    Fecha: 26/09/2021, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... agacharse, cuando yo estaba frente a ella, no perdía detalle de sus tetas, que pugnaban por salir del pequeño sostén que eran simplemente dos tiras que nacían desde la tanga misma, dibujando siempre sus pezones bajo la tela mojada por el sudor, cuando más de una vez una de sus lolas se atrevía a escaparse ante la mirada morbosa de hombres y de mujeres con los que nos cruzábamos por esas playas.
    
    Morboso yo, no le advertía sus deslices, no por vergüenza sino por el placer que sentía al ver cómo todos disfrutaba viendo el erotismo de mi madre, la escultura de su cuerpo, su pelo negro y sus ojos verdes, más allá de la lujuria de su boca. No solamente influía el buen físico que tenía, el bikini tan pequeño que llevaba, sino también mis hormonas estaban en plena efervescencia, de forma que solamente pensara en ella, masturbándome prácticamente todos los días, incluso varias veces al día, después de empezar a compartir sus secretos.
    
    Cuando emprendimos el camino de regreso hacia nuestra carpa, aún todos seguían jugando; mi padre leyendo el diario, Marcos (el esposo de “Mena”) tomando sol y yo guardando en silencio todo lo que había escuchado entre ambas; la confesión de mi madre a su fiel amiga, revelando que no solo había tenido el mejor sexo de su vida con Mingo, alcanzando cientos de orgasmos esa madrugada, sino que hacía tiempo que se había enamorado del rubio, musculoso y muy bien dotado; “Mena” abrió los ojos, la miró y le dijo —ahí lo tenés, ahí viene.
    
    —Hacete la ...
    ... descompuesta, le dijo mamá a “Mena”.
    
    —¿Qué…?
    
    —Hacete la descompuesta, como que tragaste agua de mar y te tengo que llevar a la casa, haceme caso.
    
    Así fue, como “Mena” llegó tosiendo y escupiendo, fingiendo malestar, cuando Mingo la tomó del brazo y mamá le dijo —llevémosla a tomar algo a casa, tragó agua de mar—. Los tres se alejaban de la playa mientras nosotros nos quedábamos allí, mi padre y Marcos sin sospechar nada se quedaron en la playa. Yo sabiendo que era un juego de mi madre… por lo que, saliendo a caminar, me dirigí entre los médanos hacia la casa, siguiendo de lejos la 4x4 de Mingo; mi madre iba pegada a su lado, “Mena” del lado del acompañante. Por el baboseo que se dieron ahí mismo, ya era evidente la relación de amantes y de pareja que duró más de diez años, aunque también infieles entre ellos.
    
    —No te alejes tanto, me gritó mi padre.
    
    —No, no, voy hasta el muelle y regreso.
    
    La casa no estaba muy lejos de la playa, apenas unos quinientos metros que recorrí a pie, dándoles tiempo a llegar a ellos y dejar que el clima se adecuara a lo que, por supuesto no solo era mi sospecha, sino el fin de la excusa de mi madre en complicidad con “Mena”. Al llegar vi que “Mena” estaba regando el jardín del frente (haciendo la guardia), la 4x4 de Mingo a un costado del garaje, me permitió ingresar por su costado hacia el fondo de la casa y acercarme al dormitorio del cual provenían murmullos y risas cómplices de los amantes.
    
    Mi madre, seguía con su tanga de traje ...