El ayudante (Cap. 8): Yeri sobre la mesa
Fecha: 04/10/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: JoKe316, Fuente: CuentoRelatos
... pudo hacer más que acompañar esa inigualable sensación con un último y gutural grito.
Tuvieron que pasar varios minutos antes de que el cuerpito de la rubia dejara de temblar incontrolable, la sensibilidad luego de su orgasmo atendiendo cada centímetro de su piel. Y pasaron un par de minutos más antes de que ella volviera a la realidad, respirando agitadamente, sudada y mojada, con su cuerpo ardiendo en fiebre de satisfacción sexual. Quitó con una mano un flequillo rubio que se había pegado a su frente y rostro, y tragó saliva mientras recuperaba el aliento y volvía a enfocar su mirada. Sus cansados ojos primero buscaron ubicar donde se encontraba, y reconoció la decoración y amoblado de la sala comedor en la residencia donde vivía. Luego se desviaron a esa imponente presencia que sentía frente a ella, y reconoció a su Ayudante, con su definido y espectacular cuerpo desnudo y a la vista. Allí, parado entre sus piernas abiertas, ella desparramada en la mesa y él allí, como si nada. Alzó una mano para acariciar uno de esos bien trabajados pectorales que tenía ese monumento de hombre, bajando con la caricia hasta sus marcados abdominales. No entendía nada, pero si era un sueño iba a aprovechar. Sin embargo, cuando su mano llegó hasta la erguida, enorme y gorda verga que ese hombre tenía entre sus piernas, fue que finalmente cayó en que nada de esto era un sueño. Y fue entonces que comprendió qué era lo que le esperaba.
Yeri estaba completamente entregada y a su merced. ...
... “Hmm, mi Ayudante,” Ronroneó como una gatita mientras la tomaban de la cintura y acercaban más hacia el filo de la mesa, acomodándola de piernas abiertas mientras el glande de ese enorme pene se afirmaba contra la caliente y mojada entrada de su vagina. El abundante líquido preseminal que brotaba de su glande mezclándose con los transparentes jugos vaginales que aún fluían por su caliente sexo. Su corazón comenzó a latir con fuerza, sintiendo como la gran cabeza de esa verga comenzaba a abrirse paso entre sus labios. “Ah, hah,” Lentamente, centímetro tras centímetro de carne comenzó a invadirla por su caliente entrada, deslizándose dentro de ella mientras sus paredes engullían al invasor en un firme abrazo. “Ahh, nggh,” Y ella sólo podía gemir a la vez que sus manos se afirmaban de los bordes de la mesa, una a cada lado, sus nudillos en blanco ante la presión que ejercía su agarre. Apretó con fuerza la madera y su nariz se arrugó en un gesto mezcla de lucha y placer. Una vena se dibujó en su sudada frente, sintiendo como su vagina tragaba más y más carne hasta que finalmente la llenaron hasta el tope de verga. Y fue entonces que un gutural gruñido de puro placer se le escapó, sonando más a un animal salvaje que a la señorita celebridad que se suponía que era.
El Ayudante dejó que se acostumbrara a su tamaño, apenas conteniendo las ganas de dejarse llevar por ese primitivo deseo de sólo cogérsela sin más esperas. Volvió a recorrer su cuello y oreja con húmedos besos mientras ...