1. Las desventuras de un cornudo paralítico


    Fecha: 05/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Jos Lira, Fuente: CuentoRelatos

    ... toda su alma y jamás le habría dicho nada que la hiriera. Por el contrario, durante los últimos años Federico mismo le compraba esos sensuales putivestidos; incluso le había regalado ligueros, medias de red y diversas tangas que se enterraban en medio de sus dos masas de carne porque sabía que por las noches él podría disfrutar de esos encantos a la hora de fornicar.
    
    Sí, definitivamente Sofía estaba buenísima; y para afianzar su sensualidad, ella solía ponerse zapatos de tacón alto, para disimular su pequeña estatura, dando un efecto mucho más prominente a su culo y a sus tetas; esas tetas blancas y redondas que constantemente parecían querer reventar su sostén de lo apretadas que se venían.
    
    —Podría pasarme todo el día mirándote desnuda, mi amor —solía decirle Federico en sus mejores tiempos maritales—; ver cómo rebotan tus hermosas tetas de arriba abajo mientras me cabalgas.
    
    —Estas tetas son tuyas, cariño mío —respondía ella mientras se mordía los labios y se estiraba como desquiciada sus pezones sonrosados—; toda yo y mi cuerpecito somos tuyas.
    
    Sofía tenía 35 años, 13 años menos que su marido, y su jovialidad y mirada vivaracha a través de sus ojos verdes se habían visto mermadas tras la enfermedad de Federico.
    
    Los primeros días la mujer perdió su candidez natural; desaparecieron sus hoyuelos traviesos en sus mejillas coloradas; sabiéndose esclava de lo que sería una enfermedad interminable que mantendría postrado al hombre que más amaba hasta el día de su ...
    ... muerte; la vida de Sofía estaba al borde de un hondo precipicio, hasta que la intervención de Aníbal Roel en su vida la cambió por completo.
    
    —Por eso quiero que saques el despacho adelante, Aníbal —le insistió Federico a su amigo—. Necesito que preserves la cartera de clientes y, en lo posible, que la aumentes. Quiero que mantengas sólido mi patrimonio. Es lo único que podré dejarles a Sofía y a la pequeña Sol. No tengo en quien confiar lo más preciado que tengo más que en ti, Aníbal; en ti que has estado conmigo desde hace cinco años que te contraté en mi despacho. Además quiero agradecerte todo el tiempo que has dedicado en estos seis meses a mi familia. Me has acompañado moralmente desde el día primero en que me diagnosticaron cáncer, y me guardaste el secreto ante Sofía hasta que vinieron las quimioterapias y ya no pude guardarme este sufrimiento para mí solo. Has sido el pañuelo de lágrimas de mi querida Sofía desde entonces, y no sabes cuánto te agradezco que le hayas ayudado a sobrellevar este terrible momento; desde que te hiciste su amigo ella es otra, es más feliz. Se le ve más lúcida, positiva e idealista. Incluso mi hija te ve como el tío que nunca ha tenido. Gracias, Aníbal, porque te involucraste en los problemas de mi familia cuanto más lo he necesitado. No me arrepentiré jamás de haberte empleado. Mira que ahora hasta haces de mi enfermero y chofer cuando tienen que llevarme al hospital. He oído entre sueños que vienes todas las tardes a saber cómo estoy, que ...
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