¿Quieres natillas o leche?
Fecha: 07/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
María se levanta de la cama con sus carnes bamboleantes a contestar el teléfono. Está segura de que será su marido con cualquier excusa para llamar su atención. Paco tiene setenta años y parece que está más allá que aquí. María tiene cinco menos, en cambio está como una rosa y su cuerpo todavía se agita como si fuera el de una veinteañera, pese a su prolongada madurez. Quizás también porque hace demasiados años que Paco sustituyó el sexo por la petanca, y eso ha agravado considerablemente su hormigueo.
—Dime Paco, —contesta María sabiendo que querrá cualquier idiotez.
—¿Dónde estás? —le pregunta Paco.
—Te he dicho que salía a comprar.
—Ya, pero como tardas estaba preocupado.
—Pues no te preocupes que no me voy a perder. Antes de la una estaré en casa, —le dice hastiada, mientras contempla al muchacho tumbado en la cama y meneando su erecta polla a la espera de retomar la cabalgada. María se relame los labios, cuelga el teléfono dejando a Paco con la palabra en la boca y vuelve a colocarse a horcajadas sobre Dani. Aferra la dispuesta polla y se deja caer haciendo que desaparezca en su ávido coño. Pronto empieza a saltar sobre la montura, entretanto echa su cabeza atrás mientras sus pupilas se pierden detrás de sus párpados en señal inequívoca del placer que recibe.
Dani es un joven de diecinueve años dispuesto a satisfacer a la insaciable yegua que reclama su vigor tres veces por semana, habida cuenta de que sus hormonas siempre parecen estar ...
... revueltas y la madura que se folla es un magnífico sustituto de sus pajas. Aunque físicamente no es una belleza, fornica como una fiera y no es ninguna mojigata remilgada, ni le hace ascos a nada, en contraste con las niñas con las que sale. Es una insaciable de sesenta y cinco años con ganas de que le den un buen meneo, le sacudan todas sus carnes y la pongan mirando “pa Cuenca”.
Hace años que la exquisitez de su figura desapareció, sin embargo aún conserva unas sugerentes y contundentes curvas que hacen las delicias del joven potro sobre el que cabalga. Mientras salta, suspira y gime, sus tetazas abofetean al chaval y la boca de éste intenta atrapar los enormes pezones para morderlos.
María está a punto de correrse y empieza a mover su pelvis de lado a lado queriendo sentir el miembro del joven en todos los rincones de su cueva. Se tumba un poco hacia delante para que su clítoris friccione con la pelvis del muchacho. Vuelve a sonar el teléfono y María lo ignora, pero maldice por lo bajo a su marido con una avalancha de improperios, sin dejar de saltar sobre la polla que la está llevando a la cúspide de un apoteósico orgasmo en el que su vagina no deja de convulsionar desencadenando gritos y jadeos que invaden la estancia. Poco a poco las pulsaciones de la madura remiten, aunque la polla del joven sigue percutiendo en su coño, por lo que parece que el orgasmo no quiere abandonar a María.
El teléfono vuelve a insistir en echar abajo lo que prometía ser una mañana de ...