Me dejé follar por los amigos de mi novio.
Fecha: 12/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nos dijo seriamente el camarero.
Miré la hora, se me había pasado la noche volando. Sin duda, los amigos de Enrique resultaron muy divertidos, todo ello, a pesar de las continuas salidas de tono de mi chico.
—Olivia vive aquí cerca —, informó Enrique. —Si ella quiere podríamos ir a tomar la última copa a su casa —, añadió como dejándolo caer.
Yo me quedé callada, me lo estaba pasando bien. Pero la verdad, es que no me parecía normal llevar a mi casa a dos hombres a las tantas de la madrugada. Pero me había jurado a mí misma que, en esta etapa de mi vida, iba a ser algo menos juiciosa. No me atreví a ser la aguafiestas del grupo.
—No pasa nada —, dijo Manu —Además seguro que Olivia ya está cansada y querrá que os dejemos en paz —, añadió amablemente el hombre.
—Si os apetece podemos tomar la penúltima en mi casa. Pero con una condición. Me tenéis que prometer que no hablareis fuerte ni armareis ruido. Mi vecina de al lado es muy cotilla, y no sé qué pensaría, si me viera llegar con tres hombres a estas horas a mi casa —, dije intentando explicarme.
—No te preocupes, nos portaremos bien —, afirmó Enrique sonriendo.
A pesar de que Manu tenía el coche aparcado cerca, habíamos bebido demasiado y decidimos ir andando. Mi casa estaba a menos de diez minutos de allí.
Enrique me llevó durante todo el camino agarrada por la cintura, cosa que agradecí. Pues a esas horas hacía ya algo de fresco, y se agradecía notar el calor que desprendía su cuerpo junto al ...
... mío.
—Agárrala tú del otro lado —, le indicó Enrique a su amigo Manu. —Olivia tiene frío —, añadió.
Manu obedeció, entonces pasó su brazo por mi otra cadera, mientras yo pasaba a la vez el mío por su cintura. Ir así caminado por la calle agarrada del brazo por dos hombres, me pareció muy morboso y divertido.
De pronto noté como la mano del amigo de mi novio, bajaba sensiblemente hasta posarse sobre una de mis nalgas, apretándola fuertemente. No dije nada, «Enrique se lo tiene merecido», pensé riéndome sin darle mayor trascendencia.
Sin duda el alcohol se dejaba sentir en el estado de ánimo de los cuatro, las risas y los chascarrillos no dejaban de fluir durante todo el trayecto hasta mi casa.
—Ahora callaros ya, por favor—, dije nada más entrar en el portal.
Cuando por fin accedieron a mi casa, los invité a que pasaran hasta el salón.
—Voy a por hielo —, anuncié, dirigiéndome hasta la cocina.
Justo cuando estaba echando el hielo en la cubitera, noté unas manos que me abrazaban desde atrás.
—Me tienes muy cachondo —, dijo pegando su entrepierna a mi culo, y agarrándome por el pecho.
Yo reí divertida, me encantaba excitar a mi pareja.
—Tú te pones así solo. No hace falta que yo haga nada —, le respondí bromeando.
—Manu me acaba de decir que ha venido todo el camino tocándote el culo, y que lo has puesto muy cachondo —, me susurró, mientras aumentaba la presión sobre mis partes traseras.
—¿Y a ti te parece normal que permitas que un amigo tuyo ...