1. Se rentan cuartos para estudiantes


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: Confesiones Autor: EmmaReyRey, Fuente: CuentoRelatos

    ... lengua dentro de su boca y él cedió permitiéndome ultrajar su garganta con mi lengua con un vaivén lento y controlado, el vino combinado con el sabor de nuestra saliva. Deslicé mi mano hasta su muslo y allí la dejé ejerciendo presión, sabía que su bragueta estaba muy cerca, pero no quería asustarlo ni ahuyentarlo mientras disfrutaba del sublime momento de probar su boca por primera vez, segura ahora de que el chico haría un buen cunnilingus. Aparté mi mano del muslo para reacomodarme la camisa y lentamente volví a bajar la intensidad del beso, hasta que volvimos a encajar la boca con apenas un toque. Lalo abrió los ojos, esos preciosos ojos azules, mientras me reacomodaba en la silla.
    
    "Besas bien, Lalo, no tienes que avergonzarte de nada" dije con fingida calma, bebiendo de mi copa para intentar disimular las ganas de hacerle una mamada y meterme su verga en el coño de una estocada. Él estaba como un tomate, sin podérselo creer aún. "Creo que me voy, es tarde. Guarda la botella de vino, colócale el corcho para que no se eche a perder. Buenas noches, Lalo" añadí besando su mejilla.
    
    Cuando llegué al anexo estaba hecha una fiera, necesitaba tener algo dentro del coño. Cuando encendí la computadora vi a Lalo denudarse y colocarse boca abajo, acomodó sus almohadas y sentí una punzada de excitación en el clítoris cuando lo vi cabalgar sus almohadas y frotarse con ellas como un macho necesitado. Sentí una increíble lástima de haberlo dejado así, y casi casi me regreso para ...
    ... ayudarle, pero en lugar de eso me complací con las velocidades de mi dildo mientras lo escuchaba gemir y decir quedito mi nombre, mordiendo las almohadas y corriéndose sin remordimientos en ellas. Su cuerpo atleta y definido se veía espléndido en esa posición, su culo blanco se notaba durito y firme con cada contracción que ejercía fingiendo la penetración, la espalda se le marcaba a pesar de ser delgado y estilizado, era un muchacho delicioso y ejemplar.
    
    Lalo me evitó un par de semanas después de eso, no atendía cuando llamaba a su puerta y también lo veía algo decaído por las cámaras, sus pajas eran más rápidas y menos apasionadas, más desesperadas, como si quisiera simplemente terminar con eso y ya. Teresa también me llamó preguntándome por él, me dijo que lo notaba raro en el teléfono, y yo también me preocupé por él, así que decidí tomar cartas en el asunto de una vez tras tranquilizar a Tere prometiéndole que me haría cargo.
    
    Decidida la noche de un sábado de diciembre llamé a su puerta. Vestía yo suéter blanco de esos de cuello de tortuga tan largos como vestidos, no llevaba brassier, como siempre que visitaba a mi chico, y la braguita que usaba era de encaje y tan chiquita que los labios del coño se me salían por los lados, me había rasurado para él, completita y había comprado un nuevo perfume, me maquillé y me puse las pestañas postizas para que mis ojos lucieran más grandes, me fui descalza hasta su apartamento.
    
    "Lalo, sé que estás allí, ábreme, por favor!" ...
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