Madre hot: La paga
Fecha: 16/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Alexandre, Fuente: CuentoRelatos
... rostro desencajado por el placer, con las piernas bien abiertas para que la muy furcia experimentase las embestidas de un verdadero macho.
-Ponte un condón -le dice ella, abriendo la mesita de noche y ofreciéndole uno de papá.
-Este no me llega ni a la punta del capullo -responde él con sarcasmo- Seguro que el jefe no tiene una polla como la mía.
-Póntelo, si no, no follamos.
El muchacho coloca como puede el preservativo y mete su pollón en el coño sonrosado y húmedo en medio de un pubis de vello rizado. Y empieza la jodienda. El bombeo es tan fuerte que el somier casi aplasta mi cabeza. Desde mi escondite debajo de la cama estoy más excitado que nunca. ¡Pobre papá, vaya cornamenta te está poniendo esta zorra!, pienso varias veces al escuchar los jadeos de mi madre. Con gran esfuerzo volteo y me pongo boca arriba. Me da la impresión que me voy a hacer más de una paja. Mamá gime y pide más y más poronga, se corre varias veces con las embestidas de Tony.
-Ya se ha jodido el condón -dice el muchacho al percatarse que el preservativo se ha roto-. Ya lo sabía: es pequeño para mi polla.
Mamá duda pero está desatada, ha perdido la conciencia del momento; el furor sexual la posee hasta el extremo de decirle a Tony:
-No pares, sigue, hijo de la gran puta, y ...
... si te corres dentro pues te corres. Quiero toda tu leche dentro de mí.
Y de nuevo penetrada, atenaza las nalgas del joven con sus piernas para sentir su miembro bien adentro hasta que las ráfagas de semen caliente inundan sus entrañas.
Casi al mismo tiempo nos corremos los tres. Ella con un grito que hace retumbar las paredes, él con un gruñido animal acompañado con un "Toma, puta rastrera, por todo lo que nos explota el cabrón de tu marido". Y yo por tercera vez sobre mi pecho procurando apenas respirar para no ser descubierto.
Silencio. Un penetrante olor a fluidos corporales inunda el dormitorio. Los amantes abandonan su lecho. Mamá le había suplicado otro polvo a Tony tras una breve recuperación, pero recordó que yo estaría a punto de retornar de la calle. Oí cómo el muchacho abandonaba la casa al cerrarse tras sí la puerta de entrada y cómo mamá corría al cuarto de baño a recomponerse y refrescar la chucha enrojecida por la brutal jodienda y tratar de lavar la eyaculación interna. ("Lo que me faltaba era quedar preñada", le oí decir mientras salía del cuarto). Yo salí de debajo de la cama y corrí a mi cuarto. Al pasar por delante de la salita observé que Tony se había dejado su sobre con la parte del sueldo. Seguramente, ya se había dado por bien pagado...