1. Mi profesor me convirtió en su esclava (I)


    Fecha: 27/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: karen69, Fuente: CuentoRelatos

    ... humillante, porque seamos claros, ¿Qué es más humillante que te metan un dedo en el culo? y más aún si es alguien que detestas.
    
    -Cállate la boca puta, ya tienes muchos castigos ganados como para estar cometiendo más errores. –me dijo, al tiempo que con su otra mano comenzaba a restregar la punta de su verga en mi vulva, paseándola por los labios vaginales suavemente, y sin sacarme el dedo del culo. Poco a poco fue hundiendo más y más la verga en mi vulva hasta que en un momento dado ya la tenía adentro del todo. Lo oí suspirar. –Pero que rico Karen… Que delicia de huecos tienes, eres estrechita en la cuquita, tal como me gusta… -comenzó un mete y saca suave y sencillo, que me puso a gemir de placer, lo que me hizo, al mismo tiempo soltar unas lágrimas de indignación y odio a mí misma, por ser tan pendeja, tan estúpida, y tan perra. Pendeja y estúpida por permitir que todo esto sucediera, y perra por sentir bastante placer en semejante situación.
    
    No pare de reprocharme en mi cabeza, aunque la excitación sentida gracias al bombeo de la verga de Martin en mi cuca me hacía distraerme por segundos, sumiendo en exquisitas olas de placer momentáneo. Me propuse no demostrarle el placer que sentía, pero a medida que pasaba el tiempo esto se hacía más y más difícil, la calentura era bastante grande, y se me escapaban gemidos de placer, más aun cuando Martin aumento la fuerza y velocidad de sus movimientos. A pesar de su edad, sexualmente estaba muy en forma.
    
    -¿Te gusta ...
    ... zorrita? ¿Te gusta que te coja así? ¿Te gusta mi dedo en tu culo? –me pregunto.
    
    -Siiih… uuhhh… mmhh… señor… mmmhh… me gustaaahh… mmmmmh –le dije entre gemidos, no quería cometer errores y eso fue lo primero que se me ocurrió decir para complacerlo. Seré sincera. Detestaba la situación, pero en el fondo el placer era enorme. Con su mano libre busco mi clítoris rodeando mis caderas y lo comenzó a acariciar, no sin antes recorrer mi pubis, completamente depilado, ya que siempre me ha gustado llevarlo así. Además de que no me salen vellitos en los genitales, soy lampiña, solo en el pubis y son delgaditos, pero aun así los quito. Fue acariciando poco a poco, hasta que me hizo acabar en un delicioso orgasmo el cual no pude contener del todo a pesar de mis esfuerzos. Las piernas me temblaron, el cuerpo, presione con mis músculos vaginales más de la cuenta y con mi culo, la espalada se me estremecía del todo, al igual que mis brazos y sentía una calentura divina en mis tetas. El gemido fue largo y no muy ruidoso, no logre contenerme.
    
    -jajaja veo que si te gusta, tremendo pedazo de perra en celo estas hecha. –me dijo mientras me sacaba su verga de la cuquita. Me dio una fuerte nalgada y rodeo su escritorio para llegar a la altura de mi rostro. Yo estaba desecha recostada, con lágrimas saliendo de mis ojos y mi respiración agitada, con mi boca entreabierta. El aprovecho esto para meterme la polla en la boca, el cual, por reflejos, mame con ganas. Esa no era yo. Era la perra en celo que ...
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