1. Marina, ultrajada por dos crotos


    Fecha: 27/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... atención. Ambos falos estaban erectos al cien por cien, no había señales de estar a punto de perder la dureza y ni siquiera se estaban tocando. Esto, que para otras mujeres sería lo más normal, para ella era una novedad, ya que hace mucho que su marido no tenía una erección óptima. Su miembro siempre estaba un poco fláccido y nunca duraba más de diez minutos. Por eso, a pesar de la violenta situación que estaba viviendo, mientras los dos violadores se le acervaban nuevamente, ya desnudos, no pudo sacar la vista de esos falos rígidos que se le arrimaban con impaciencia. Le costó muchísimo no manotear aquellos penes rectos, y palparlos, y acariciarlos para poder recordar lo que era una buena pija entre sus manos. Pero se contuvo, sabiendo que aquellos la obligarían a hacer eso y mucho más, por lo que no era necesario demostrar su necesidad.
    
    Se vio incomoda en la posición en que estaba. Si la iban a poseer por la fuerza al menos disfrutaría lo más posible. “Vamos al cuarto” dijo. Los otros se miraron sorprendidos y rieron con complicidad. Sin embargo a ni uno se le ocurriría darle la oportunidad de escapar. Así que la tomaron uno de cada mano y mientras era acariciada incansablemente en las nalgas los guio hasta la habitación. La ventana daba al fondo y pudo ver el pasto recién cortado, muy prolijamente. “Viste que buen trabajo hicimos mamita”, dijo el morocho, que de un empujón la tiró a la cama. Esa violencia innecesaria, lejos de asustarla, la encendió mas. Los dos se ...
    ... subieron a la cama y se pusieron uno al lado del otro. El olor a sudor tierra y pasto ya no le parecía tan desagradable ahora que se mezclaba con el del sexo. El delgado le acaricio nuevamente la cara, pero ahora no se deslizaría hasta los labios sino que subiría, hasta la cabeza, corriéndole el pelo hacia atrás y una vez que llegó a la nuca, la empujo apenas hacia abajo sabiendo que no sería necesario mayores indicaciones. Efectivamente, marina entendió el gesto y se agachó para llevarse el falo oloroso a la boca. La transpiración hacía despedir un fuerte olor y su sabor era muy salado. Sintió el viscoso líquido preseminal con la lengua. Se lo trago para seguir chupando. Quería saber cuánto tiempo aguantaría si se la chupaba con pericia. Tenía el pene entre sus dos manos, pero enseguida, una de ellas fue separada por el morocho que la direccionó hacia su propia pija. Se puso a masturbarlo mientras seguía chupando la pija angosta y larga, tragándosela hasta tocar garganta, pero enseguida su pelo era tironeado por el otro que le metía su miembro sin preámbulos y jugaba adentro de su boca frotándose el glande con la parte interna de la piel de la mejilla. Luego, el otro arrimaba su falo, más respetuoso, y ella se lo tragaba ya con placer percibiendo la erección duradera de aquellas pijas. No necesitaba mirar el reloj para saber que aquellos crotos duraron más que su marido, porque la mandíbula ya le estaba doliendo de tanto abrir y cerrar. El flaco la agarro nuevamente del mentón, ...