1. Me follo a tu vecino


    Fecha: 01/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... a acariciar la parte baja de mi espalda, casi rozando la costura de mi braguita. Yo alzo mi pierna derecha y estiro las medias con mis manos hasta ajustarlas bien en mis muslos, luego hago lo mismo con la otra pierna y recoloco mi zapato con sutileza, poniéndome de pie a continuación. Giro sobre mi misma mostrando la mejor de mis sonrisas y muy cerca de la cara de tu vecino, levanto mi culo gracias a esos taconazos.
    
    - ¿Te gusto? - le pregunto mordiendo inocentemente mi dedo índice.
    
    - ¡Alba, eres alucinante! ¡No entiendo que tu novio esté viendo un partido!
    
    - ¡Ni yo! ¿Quieres que te sirva un whisky? - le pregunto recogiendo la copa vacía que hay sobre la mesa, frente al sofá.
    
    Él se limita a asentir con la cabeza y yo así vestida o, mejor dicho, medio desnuda, empiezo a moverme en su salón con soltura, tan solo ataviada con un sujetador que realza mi pecho, mi culote negro, que enseña parte de mis nalguitas, luego mis medias negras y mis taconazos. Camino con seguridad, marcando cada paso y haciendo sonar mis tacones en el suelo de madera logrando que mis muslos y mi culito tiemblen a cada paso. ¡Qué pena no tener grabado ese momento!
    
    Me pongo a preparar esa copa en una pequeña barra que tiene en su salón, pero lo hago con todo mi glamour, ya sabes que cuando me pongo, me gusta interpretar lo mejor de mí. Cojo una copa con hielos y comienzo a caminar lentamente hacia el sofá donde él permanece sentado atento a mi cuerpo y a mis movimientos. Llego a su altura con ...
    ... un gran meneo de mis caderas, sabiendo que mi culote ofrece lo mejor de mi culo. Cojo la botella de whisky y me siento nuevamente en sus rodillas. Su mano vuelve a acariciar mi cintura. Me gusta ese calor que desprende.
    
    - ¡Dios Alba, eres como un sueño! - me dice pasando su mano por mi cadera.
    
    - Gracias Alfonso. ¿Cómo quieres el whisky?
    
    - Con hielo, sí.
    
    Él no parece entender a qué me refiero... pero mordiendo la punta de mi dedo de forma inocente añado como una niña buena.
    
    - No, digo... ¿Lo prefieres en la copa o que yo sea la propia copa?
    
    Alfonso coge aire y entonces suelto el broche de mi sujetador negro. Solo le hago un gesto y él me ayuda a quitármelo, quedándome en tetas delante de él. Te juro que en ese momento he vuelto a pensar en ti, pero también recuero que tú en este preciso momento prefieres otra cosa, mientras que tu vecino alucina con mis pechos. Yo estiro mi espalda para que disfrute de mis tetas bien erguidas.
    
    - ¡Son preciosas! - dice acariciando con el dorso de su mano la piel de mi teta derecha por el costado.
    
    Me muerdo el labio al notar ese contacto. A continuación, le ofrezco un hielo y entiende que lo primero es refrescar el recipiente, que en ese momento son mis pechos. Sosteniendo el cubito de hielo entre sus dedos empieza a dibujar cada centímetro de mis tetas, hasta dejarlas fresquitas y totalmente mojadas. Te aseguro que la sensación es totalmente placentera, porque yo estoy muy caliente y el hielo en lugar de enfriar parece ...
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