Mi primer regalo de navidad
Fecha: 10/11/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos
... interior, haciéndome sentir las más excitantes caricias en mi cuerpo entumecido.
Afuera escuchaba las risas de mi familia, precedidas por las agudas voces de mis tíos al contar sus anécdotas con hilarante sarcasmo, mientras mi mano se deslizaban por debajo de mis mojadas bragas para acariciar mis calientes labios vaginales con mis fríos dedos, produciéndome un estremecedor escalofrío que me erizaba toda la piel. Cuando de pronto escuché a mis tíos aparentemente despidiéndose muy cerca del baño.
Asustada, me apresuré a arreglarme para salir a toda prisa y comprobar que efectivamente la familia se estaba separando de nuevo, quizá por otro año completo más.
Ahí, me uní a los abrazos, las felicitaciones y las tristes despedidas. Y sin saberlo, en un momento la casa había quedado en completo silencio, sola y sin ese calor de hogar. Mis padres se dirigían un poco tomados a su recamara. Pude ver a mi primo subir en pos de ellos a mí… nuestra alcoba.
Ya bien caliente quería regresar al baño y terminar con lo que tanto necesitaba aquella navidad. Pero el impulso por estar con mi primo fue más fuerte, simplemente no pude dejarlo irse solo, quizá pensaría que ya no me importaba más hablar con él, sin saber que no había otra cosa que deseara como regalo, que su compañía.
Tan solo regresé a la cocina a apagar las luces que se habían quedado olvidadas, hice lo mismo con la lámpara de la sala, y de paso me terminé mi trago de vino que había dejado a medias.
Así me ...
... dirigí a mi habitación donde sabía que estaría esperándome mi querido y deseado primo. Subí las escaleras, caminé por el pasillo y al pasar por mi puerta lo vi. Estaba poniéndose su ropa de dormir. Simplemente no lo podía creer. Mi primo se había desnudado en mi habitación, con la puerta abierta y me lo había perdido.
Maldiciendo a mis adentros, caminaba a mi cama mientras él, sobre su saco de dormir que había colocado al pie de mi cama, se terminaba de cubrir su tonificado y marcado torso, dejándome todavía más caliente.
Entonces me desinhibí por completo. Si él había tenido la suficiente confianza e insolencia para desnudarse en la recamara de una dama, ¿por qué yo no lo haría? De cualquier forma era mía.
Así, con aquella chantajista excusa en mi mente, tomé mi ropa de dormir, apagué la luz del cuarto, y sin más me desnudé en medio de la habitación casi frente a él.
No sé si pudo verme, pienso que sí. Me encantaba esa idea, todo ese bello momento me gustaba mucho, no quería que terminara ese día, por ello quise continuar con la plática y pregunté en voz alta si todo lo que había confesado era verdad.
Aventé la pregunta al viento, como no queriendo que la escuchará nadie en específico, mirando el techo de la habitación con la mirada perdida y mi cuerpo temblando de excitación.
Ahí, en la penumbra y el completo silencio de la noche, mi primo me aseguraba que no había dicho mentira alguna. Aprovechando que había mordido el anzuelo, me apresure a replicarle otra ...