EL HAREM III: Cena y partida de cartas.
Fecha: 13/11/2021,
Categorías:
Transexuales
Autor: tatianacros, Fuente: RelatosEróticos
Cuando volví a la cocina, las demás habían comenzado a montar la mesa donde iban a comer los amos. Entre todas enseguida quedó dispuesta, permaneciendo todas al fondo de pie, esperando que llegaran, en la misma formación que al principio. Entraron los dueños y apresuradamente nos dispusimos a mover su silla para facilitarles sentarse. Cada una teníamos la obligación de servir a su amo respectivo. Cuando me arrimaba a servir a mi amo Said, éste me cogía por la cintura y bajando su mano hacia mi culito, intentaba penetrar con sus dedos mi coño, una y otra vez, mientras le servía comida o bebida, poniéndome a mil y en un compromiso, puesto que al sentir sus dedos hurgar en mi agujerito, temía no poder cumplir bien con mi tarea de servicio y derramar bebidas o comidas.
Los amos hablaban de sus negocios. Hamtum, llegó a preguntar a Musa sobre dos esclavas que le vendió hace unos años, eran dos de las diez que trajo a esta casa desde el norte de África. Musa le respondió, que las tuvo en su cuadra dos años aproximadamente y que hace un tiempo, una la cambió por una rusa a unos bielorrusos, y la otra, se la vendió a los mismos y que ambas, los bielorrusos, las tenían trabajando ofreciendo sexo, en un polígono de Madrid.
Mustafá mí amo verdadero, se interesó por la conversación y preguntó a Musa por cómo se comportaba la rusa que había adquirido, contestándole Musa “que bien, que pese a que vienen domadas y feminizadas, hay que obligarlas en algunas costumbres, pero que a él ...
... le trabajaba bien” y tras un rato de silencio apostilló “tenemos que ir acostumbrándonos a dejar de traer yeguas marroquíes, como estamos haciendo, hay que llenar las cuadras de yeguas españolas, como estas que hoy nos sirven, yeguas europeas, ucranianas y rusas…., porque estas son más fogosas, cumplen muy bien con su trabajo y son muy obedientes, más que las que traemos del norte de África, que muchas vienen contra su voluntad y hay que castigarlas continuamente para que entiendan”.
Hatim preguntó si había mercado suficiente y Musa dijo “que sí que mucho, que de traer chicas de Europa y países del éste, se encargaban los bielorrusos, rumanos y checos, que solían traer de sus países yeguas ya feminizadas y domadas, listas para el servicio”. Preguntándole uno de los amos, que si no se encarecerían los costes por la gestión de los intermediarios, a lo que Musa contestó “que por supuesto, pero merecía la pena por la calidad de la mercancía que ofrecían”.
Mi verdadero amo Mustafá, en este momento de la conversación señaló “que por qué no se ponía la mirada, principalmente en las españolas, ya que estaban aquí mismo y eran más asequibles y fáciles de conseguir, puesto que además, muchas de los putos mariconas de aquí, se nos ofrecen ellas mismas de forma continua y voluntaria, porque anhelan estar al servicio de un árabe y disfrutar de los miembros desmesurados que todos tenemos, existiendo un gran ofrecimiento de bellos cuerpos de mariconas esclavas españolas, que se pelean ...