1. Orgia en casa de la jefa


    Fecha: 16/11/2021, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... al máximo y sin remordimientos.
    
    PARTE II
    
    Daniela nos abrió la puerta con una espectacular sonrisa. Iba vestida con un picardías con mucho canalillo de encaje y unos ligueros negros. Sus tetitas quedaban sugerentemente a la vista y sus pezones rosaditos se alzaban erizados. Sin pensárselo dos veces, cogió a mi mujer de la nuca y le atrajo hacia ella dándole un morreo donde no pararon de intercambiar lengüetazos y besos durante un buen rato. Acto seguido hizo lo mismo conmigo, con la única diferencia que cuando terminó con los morreos, me regaló un par de picos muy sensuales.
    
    - Qué bien que ya estéis aquí. Ya ha llegado casi todo el mundo. –nos dijo de la manera más natural.
    
    - Entrar. Podéis dejar vuestras cosas en el armario de la derecha. Por cierto, Virginia, vaya par de tetas que te hace ese vestido. Espero verlas luego más de cerca. –le dijo a mi mujer con una sonrisa picarona, mientras le cogía del brazo y caminaban dentro de casa.
    
    Nos quitamos la ropa y nos quedamos, en picardías con liguero mi mujer, parecía ser el atuendo oficial de las chicas ya que todas llevaban esa combinación, y en bóxer ajustado yo, donde ya se empezaba a notar mi más que palpable excitación. No le pasó desapercibido a mi jefa, quien con una sonrisa lasciva me miró y haciendo una señal a mi abultado paquete, se mordió en labio inferior y se llevó el dedo índice a la boca en un claro gesto de provocación, lo mojó con su saliva y cuando mi mujer pasó para ir por delante de nosotros ...
    ... hacia donde estaba el resto de los invitados, aprovechó para metérmelo en la boca y mostrarme su sonrisa más radiante.
    
    En ese momento supe que iba a estar follándome a mi jefa durante toda la noche. Era lo que siempre había imaginado, desde que le conocí hacía más de cuatro años, y ahora lo tenía al alcance de mi mano y por los gestos y miradas de la última semana, ella también estaba deseándolo.
    
    Nos acercamos al resto de los presentes los cuales estaban en el salón comedor de casa de mi jefa y en el que tantas veces había estado. Habían colocado los muebles de manera estratégica para que los sillones, butacas y sillas quedaran junto a las paredes, dejando las mesitas en el centro de la estancia para poder dejar las bebidas y los platos de comida, si es que alguien pensaba en comer algo que no fuera sexo. También había algún colchón de piscina a modo de cama improvisada para no estar tirados en el suelo cuando empezara lo bueno.
    
    Todos los hombres iban en ropa interior y como he dicho las mujeres parecían pertenecer a algún colegio de uniforme ya que todas vestían picardías negros con ligueros a juego y por supuesto todos llevábamos las imprescindibles máscaras. Dimos un rápido vistazo por la sala y sentado en uno de los sillones hablando con otra pareja estaba nuestro amigo Hanns. Era inconfundible a pesar de la máscara. Su cuerpo de 1.90m moldeado en el gimnasio parecía el de un jugador de la NBA. Junto a él, estaba su mujer, una rubia impresionante de ojos azules ...
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