1. La merienda


    Fecha: 16/11/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y me giró sobre mí misma estirándome el pelo y rectificando la que debería haber sido mi dirección. Caminé tras él, que de vez en cuando se iba girando sonriendo para comprobar que yo seguía ahí. Mi excitación crecía, aún más por el silencio, y lo que en realidad fue un trayecto de quince minutos se me hizo una peregrinación eterna, o el recorrido de un paso de Semana Santa en la madrugá sevillana.
    
    Llegamos a nuestro destino, un bloque de apartamentos modernos, de ésos con zona comunitaria de jardines y piscina, carísimos por estar en el centro de la ciudad, y empezamos a vagar por los jardines, él delante y yo detrás. De repente, se paró delante de mí, se giró y me esperó. Paré a dos pasos de él, y avanzó hacia mí - ¿Estás segura – preguntó, mientras sus manos abrían mi abrigo – Sí – contesté apenas en un jadeo; y el estremecimiento me recorrió como un relámpago al notar sus manos bajo mi blusa, magreando mi pecho con fuerza, mientras me miraba impertérrito, con una expresión socarrona. Mi respiración entrecortada dejaba claro el placer, y creo que él, desde la soberbia de comprobar el efecto de sus actos, también disfrutaba - ¿Quieres que juegue un rato con tus tetas? – pronunció allí, entre los setos, en un espacio totalmente público, susceptible de cualquier vecino que se acercara a su balcón, terraza o ventana a comprobar cómo iba la tarde de lluvia – Sí – suspiré, para notar inmediatamente cómo su respiración se aceleraba y empezaba a desabrochar mi blusa, ...
    ... dejando al aire el sujetador, balconette y de encaje blanco, que a duras penas cubría la mitad de cada uno de mis pechos. Me sujetó por el cuello y me hizo dar un paso atrás, observando goloso mi torso, pero de inmediato me acercó estirando de mi cuello de nuevo, y sentí su boca contra la mía.
    
    El hambre de su lengua me obligó a mamársela casi de inmediato, y el respondió dejándose hacerlo. Intenté acercarme más, para acariciar su cuello o su torso, pero me lo impidió. Quería tener acceso cómodo a mi cuerpo, y pude comprobarlo cuando, tras dos respectivos y fuertes tirones a mis pezones, sacó mis pechos del sujetador. Su mano estiró mi pelo obligándome a levantar la cabeza, incluso estirándola hacia atrás, y se acercó muchísimo a mi cara, hablando mientras me rozaba con sus labios: - ¿Te gusta así? Pueden vernos en cualquier momento… - Su mano libre atrapó uno de mis pezones y empezó a retorcerlo y estirarlo, pasando después a hacer bailar el pecho agitándolo con dureza. Mis gemidos y la humedad entre mis piernas sólo certificaban el placer. – Sí, te gusta… - susurró y noté su sonrisa junto a mi cara, seguida de un lento lametón en mi mejilla. Estaba muy excitada, y no opuse resistencia a su empujón apoyándome en el seto. Rodeó mis pechos con sus manos y empezó a magrearlos duro, inmovilizándolos y agachándose para lamer, chupar y morder con fuerza mis pezones.
    
    Mis suspiros y jadeos se incrementaban por momentos, así como la humedad entre mis piernas, las cuales apreté ...
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