Cuando papá me hizo su hembra
Fecha: 17/11/2021,
Categorías:
Incesto
Autor: bluma, Fuente: RelatosEróticos
... bañarse y yo me quedé en la cocina lavando los trastes. Minutos después, distinguí el sonido del portón, eso significaba que mi papá se estaba estacionando. Y a pesar de querer sentir su mirada morbosa continué lavando, esperando a que él llegara a la cocina en busca de comida, y de paso me escaneara.
Me puse nerviosa cuando lo escuché saludar cerca del comedor, nerviosa porque no dejaba de ser nueva en todo eso. Era cierto que yo deseaba que me viera y sí era posible que me tocara, pero no dejaba de sentir pudor al estar coqueteando y provocando a mi padre. Y de manera general, no había estado con nadie, debo admitir que no había tenido novio, nada que pudiera usar como referencia para saber cómo proceder y disimular mi pena.
Pensando en que sería otro día más siendo observada por papá, no sospeché que él ya tenía planes profanos para mí. No imaginé que él ya no quería limitarse a contemplarme. Papá quería más, y lo obtuvo.
Le regresé el saludo, al tiempo que lo percibí entrando a la cocina. Por estar de espaldas a él no supe si me dedicó alguna mirada obscena, pero aun así me hice la desentendida y seguí con lo mío, viendo de reojo que estaba curioseando en el refrigerador, después se acercó a la estufa, en donde estaba su porción de la cena. Al ver que no se sirvió nada, giré mi cara para verlo, sonrojándome cuando hicimos contacto visual.
— ¿No vas a comer? —
pregunté para ignorar la tensión que había entre los dos y no sentirme tan intimidada por el ...
... deseo que emanaba de su mirada.
No recuerdo con exactitud cada frase que me dijo ese día, pero sí recuerdo las que tuvieron impacto en mí, por ser la primera vez que lo escuché hablarme así. Directo, depravado y ansioso.
— Se me antojo otra cosa —
respondió sugerente, viendo directo a mi escote y acercándose un poco. Dejé de lado los trastes e intenté calmar mi temor.
Por un momento pensé en irme y refugiarme en mi habitación. Me asustó su voz y su actitud; una cosa eran las miradas coquetas y otra pasar a un nivel mayor de perversión, sin darme tiempo a asimilarlo. Como sea, no tuve oportunidad de escapar. Peligrosamente, se colocó detrás de mí y sin mediar palabra apretujó mis senos con ambas manos; me sentí intimidada y por un momento pensé en rechazar su contacto, pero sinceramente estaba un poco asustada, la actitud con la que llegó era muy diferente a lo que solía conocer de él, su mirada, su voz y su fuerza en las manos me hizo entender que la única opción era aceptar sus acciones, respaldadas por su autoridad sobre mí.
Sin pena alguna me acarició por encima de la tela, y gracias a la profundidad del escote sus dedos lograron tocar mi piel y delinear el borde de mi escote, alcanzando a rozar por dentro mis pezones, que de inmediato se estimularon, los sentí endurecer cuando repitió varias veces el contacto. Comencé a temblar, debido a los nervios y la excitación de sentir su tacto sobre mis pechos, que intentó sostener entre sus manos.
— No caben, tetona ...