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A tu voluntad
Fecha: 25/11/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... convirtieran en miel caliente. Con la otra mano dibujó el contorno de mi cintura y llegó a un pezón. — ¡Mierda! —exclamé al sentir el pellizco sobre el sensible botón. El dolor, mezclado con placer me recorrió el cuerpo como una descarga eléctrica. Mi amo sonrió masajeando la zona dolorida con la palma ella y volví a gemir, extasiada. Tener los brazos en alto hacía que mis pechos estuvieran aún más turgentes Añadió otro punto más de placer cuando selló con sus labios mi tibia boca. Por un momento la sobrecarga de estímulos fue demasiado. Crei que perdería el sentido. La mano insistente sobre mi vagina de la cual manaban ríos de fluidos, la otra castigando mis pezones y la lengua y labios sobre la boca. El orgasmo se acercaba de manera violenta y gemí moviendo las caderas para aumentar la fricción. Solo necesitaba un poco más. Unos segundos más, un roce más, unos milímetros más para dejarme caer y liberar toda la contención de aquella semana. Tenía estrictamente prohibido que me tocara y más aún. Que me masturbara. Pero un castigo es un castigo. De un momento a otro rompió el contacto de manera brusca, arrancándose de mí. — ¡Hijo de puta, no pares! —gemí sin fuerzas clamando con la piel sudorosa por un intenso y tan deseado clímax. Mi Amo volvió a acercarse. Esbozó una tenue sonrisa. Casi condescendiente. Deslizó nuevamente las manos por el contorno de mi silueta y se detuvo en mi cintura fijándola contra la pared. Volví a cerrar los muslos en otro ...
... intento desesperado por aliviar mi deseo. Pero nuevamente descubrió mis intenciones. — ¡Puta mal criada te he dicho que no te muevas! - Casi podía sentir la lengua en mi interior. Dejarme caer en la autoridad de sus palabras me calentaba aún más—. Abre las piernas. – me ordenó. Obedecí sin mayor resistencia y me sentí más expuesta que nunca. Podía percibir la humedad caliente como descendía por la piel sensible del interior de mis muslos. Me retorcí al sentir el aliento cálido de la boca masculina situada a tan solo unos milímetros de mi sexo. — ¡Amo!- grite cuando él hundió su cara entre mis piernas. Grito que salió de mis entrañas. Su lengua recorrió los labios de mi vagina y lamió la hendidura del camino hacia el clítoris. Jugaba una y otra vez con una lentitud enloquecedora. Me tomó del culo inmovilizándome aún más, dejándome completamente a su merced. Su lengua me penetraba de manera infatigable. Cerré los ojos conteniendo los jadeos. Intentaba controlar mi instinto con todos los medios a mi alcance. Debía racionalizar la excitación y las sensaciones para evitar la carrera desesperada hacia el orgasmo. Pero mi Amo no me permitía pensar. Cuando senti los dedos incursionar entre mis glúteos no pude evitar un grito. Él empapó las yemas en mi humedad y tanteó mi ano recrudeciendo la placentera tortura. Lo penetró con sus dedos tan sólo unos centímetros, mientras mi vagina era devorada por la lengua. El orgasmo pendía de nuevo de un delgado hilo de voluntad. El ...