1. Aventuras en playa del Carmen (3): Porno venganza


    Fecha: 27/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: LennyPrat, Fuente: CuentoRelatos

    ... animarlo. Le llevé varias cervezas, tomamos juntos y una vez que nos prendimos de nuevo, le mamé la verga para ponérsela firme una vez más. Sergio volvió a tomar su móvil y a filmar que me tenía en cuatro bien empinada y no dejó pasar más tiempo para ensartármela y cogerme intensamente.
    
    Al principio gritaba y le decía guarradas para animarlo a follarme, pero pasó un largo rato y mis gemidos eran más carraspeo que otra cosa, al parecer el alcohol le dio la capacidad de durar más, sin detenerse hasta que yo solita me quité, lo acosté boca arriba y decidí que era mi turno de cogérmelo a sentones, dándole la espalda.
    
    —Me encantan tus pinches nalgotas, Nicole —expresó luego de una serie de nalgadas ricas que me dio.
    
    —¿Sí, amor? ¿Te gusta cómo rebotan?
    
    —Me encanta. Las tienes enormes. Sin duda ya me gustan más que las de Katherin.
    
    —Cuando quieras, sabroso vergón —le dije luciendo ofrecida.
    
    De pronto, me pareció haber escuchado el sonido de una puerta de auto azotándose. Le pedí silencio a Sergio, pero al oír el sonido de apertura de la puerta principal me levanté, tomé mi ropa, corrí hacia los baños y abrí la regadera para hacer creer que me estaba bañando. Escuché las voces de todos y no faltó la curiosa que esperó a que saliera de bañarme y esa era Michelle, la novia de mi primo, a la que de por sí ya le caía mal.
    
    —¿Por qué te estabas bañando? —me cuestionó Michelle justo a la salida de los baños.
    
    —Para quitarme la arena de la playa —respondí.
    
    —¿Tanto ...
    ... tiempo en la casa y apenas tomaste el baño?
    
    —No se me había ocurrido, ya sabes, estaba distraída con el teléfono.
    
    —¡No me digas! ¿Y por qué no contestaste mis llamadas?
    
    No pude haber puesto una excusa más tonta, era mejor haber dicho que me quedé dormida. Como dejé mi teléfono en mi habitación, no me di cuenta si recibí llamadas o mensajes, por lo tanto, me eché la soga al cuello. Traté de improvisar, pero no me salió bien la jugada. Al final lo tuve que admitir.
    
    —Está bien, me eché un polvo con Sergio, pero no se lo digas a nadie, ¿de acuerdo?
    
    —No lo sé, esto te va a costar muy caro.
    
    —¿Me vas a chantajear? Va —me puse desafiante—. Dime qué quieres a cambio de guardar mi secreto y lo cumplo, estas dizque vacaciones no pueden ser peor para mí.
    
    —Sé bien lo que te quiero pedir, pero viendo lo descuidada que eres me preocupa que no salga como espero y tendré que revelar tu secreto —dijo con una soberbia que me cayó muy mal.
    
    Después de insistirle, porque hasta eso tuve que hacer, me explicó a detalle lo que quería que yo hiciera: Ella sospecha que su novio (mi primo Valentín) la engaña y ella ha querido averiguarlo tomando su teléfono móvil, pero él no se lo presta y lo cuida mucho. En dos noches estaba programada una salida a un bar nocturno y sería el momento perfecto para alcoholizarlo y quitarle su celular, de forma que Michelle me pidió ser yo quien lo indujera a ponerse ebrio, pues a ella siempre le rechazaba las invitaciones a beber y embriagarse. Me ...