1. Un día cualquiera se convierte en una aventura muy húmeda


    Fecha: 29/11/2021, Categorías: Hetero Autor: locol1169, Fuente: CuentoRelatos

    ... hablando, siempre movía mucho las manos para expresarse, hasta le hacía burla que iba a chocar porque de repente soltaba el volante para explicar esto o aquello.
    
    Empecé a subir la mano por su pierna, por esa ranura de la falda que permitía mi libre acceso.
    
    Parecía que yo no existía, como si ella fuera de piedra y no sintiera nada ella, seguía hable y hable, solo de trabajo.
    
    Me daba miedo interrumpirla, después se quejaría que solo me interesa su cuerpo y que me vale lo que me platica, aunque sea cierto, nunca un hombre debe aceptarlo.
    
    Bajaba la mano hasta su rodilla y regresaba, tímidamente cada vez mas cerca de su pubis, como cuando el carterista mete la mano en el bolsillo para extraer la cartera, tiemblan los dedos, sudas porque sabes que estás a punto de alcanzar el objetivo.
    
    Llegué rozar su tanga, justo en su ingle, sentí la costura, sabía que era una tanga porque se le marcaba un poco en la falda apretada, comencé a meter un dedo sigilosamente, Samantha seguía hablando, yo solo escuchaba palabras incoherentes como si fuera un idioma desconocido.
    
    -Verdad que tengo razón -decía.
    
    Yo solo pude asentir y apretarle la pierna como señal de aprobación.
    
    -Cuanto tráfico -fue todo lo que pude balbucear, no sabía de qué me preguntaba y requería cambiar de conversación.
    
    -Sí mucho, creo que llegaremos muy tarde a mi casa.
    
    Seguí mi camino, hasta su vagina, ella entre abrió la pierna para permitir más profundamente mi acceso.
    
    Estaba sobre la ...
    ... tanga, la cual ya estaba mojada, la hice un lado y toque su clítoris, estaba perfectamente depilada, se sentía mojada y lisa, como una lengua lista para recibir la boca de su amado.
    
    Empecé a masajear el botoncito del placer, por primera vez en todo el trayecto, cerró la boca. Empezó a sudar, una gota le escurrió entre las bubis y empezaba a acelerarse su respiración, se mordía un labio de vez en cuando.
    
    Solo la observaba disfrutaba sentir la humedad en mis dedos, la palpitación de su clítoris que se ponía duro, muy duro.
    
    Metí la mano derecha en su blusa… logré burlar el bra de encaje y llegar a su pezón, que estaba a punto de explotar. Lo pellizque con fuerza y grito, algo parecido a un gemido muy fuerte.
    
    Ella seguía manejando no se había detenido, estaba en piloto automático mental, de esas veces que manejas de regreso a casa y no te das cuenta hasta que ves el portón de la cochera, como caballo que regresa al corral cuando lo sueltan en la pradera.
    
    Llegamos a un semáforo en rojo frente a una escuela, los pubertos salían, tuve que sacar la mano y emparejar su blusa, era muy evidente y nos avergonzaba escandalizar a los chamacos. Más por la edad de los pubertos, que por el exhibicionismo nuestro, ya habíamos experimentado estos toqueteos en el auto y hasta cortinas abiertas.
    
    Ya casi se ponía el verde y yo estaba con una erección que se notaba desde un avión, Samantha aprovecho para poner su mano encima y tocarlo como quien amansa a un bull terrier ...
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