1. Sexo por caridad me sale caro


    Fecha: 02/12/2021, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Federico es un hombre de 30 o 32 años que conozco de hace muchos años, era un chico del barrio de donde vivía con mis padres. Nunca traté con el, no era la clase de chico que me gustase, me llevaba como seis años, además siempre me miraba junto con sus amigos con cara de depravado y hasta solían hacer comentarios bastantes desubicados para una nena de mi edad en ese entonces. Por lo que siempre lo ignoré y nunca llegué a conocerlo.
    
    Cuando el tenía unos 27 años tuvo un accidente con la moto que conducía y quedó muy mal. Quedó con problemas en el habla, problemas para caminar, y quedó con una mirada perdida como si estuviese en otro mundo.
    
    Mis padres salían de vacaciones por un par de semanas y me pidieron si podía quedarme e la casa de ellos para cuidarla y encargarme del perro y del gato. Mi hermano menor también se quedaba, pero como había empezado a salir con una chica, y encima era su primer novia, creo que si me lo crucé 5 veces en esos 14 días es mucho decir, mas que yo trabajaba y estudiaba y el estaba en el secundario. Para ese entonces yo tenía 23 años recién cumplidos.
    
    Pasaron un par de días que vivía en los de mis viejos, y una noche cuando volvía de correr del parque, veo a Federico sentado en la puerta de la casa de sus padres. Me había enterado por mi madre que después del accidente había vuelto a vivir a la casa de sus padres. Federico era un hombre muy alto, media cerca de 1.90 metros, pelo castaño oscuro desalineado, una barba recién crecida, ojos ...
    ... marrones y tenía algo de sobrepeso pero al ser tan alto lo disimulaba bien.
    
    Cuando me vio, por la reacción de su cara me reconoció, aunque no me dijo nada solo se quedó mirándome fijamente. - Hola, como estás después de tanto tiempo? Le pregunté. No me contestó pero asintió con su cabeza. Yo me le puse a contar que estaba cuidando la casa de mis padres y otras cosas aunque solo fue un monologo, solo me asentía con la cabeza. Me despedí. Y por fin escuché su vos. - Chau. Me dijo con mucha dificultad. Me dí vuelta , le dediqué una sonrisa y seguí caminando.
    
    Desde que lo vi sentí una angustia grande de verlo así, recuerdo que cuando tenía 14 o 15 años lo odiaba mucho por como me miraba y los comentarios desubicados que me decía, me daban tanta vergüenza en ese entonces que solo lo odiaba por hacerme sentir así. Mientras me duchaba pensaba, como sería su vida sexual, si tendría alguna y se me cruzó por la cabeza tener una atención del tipo sexual con el, me imaginé hacerle una mamada, tragarme su leche y listo, tantas veces había tenido sexo con hombres, que no me importaba hacerle un pete a un hombre que realmente lo necesitaba.
    
    Al día siguiente, pasé por su casa pero no lo encontré, me desilusioné, no era que lo deseaba, pero quería darle su regalo y dejarlo feliz.
    
    Al otro día volví y lo encontré sentado en su casa. Lo saludé, le hablé de algunas tonterías y no encontraba la forma de invitarlo a la casa de mis padres, me sentía acalorada por dentro, sentía que me ponía ...
«1234...»