Madre hot: De viaje con el enemigo (2)
Fecha: 04/12/2021,
Categorías:
No Consentido
Autor: Alexandre, Fuente: CuentoRelatos
Continuamos el viaje. La cabeza estaba a punto de explotarme después de la conversación con Tony. He pasado de golpe de amenazador a amenazado. Mal sabía este malnacido que su aventura con mi madre no era nada nuevo para mí. Es más, había participado placenteramente de ella agazapado debajo de la cama, corriéndome como un animal varias veces mientras él la taladraba con su descomunal falo y ella perdía sus papeles como esposa, madre y jefa suplicando más y más verga hasta sentir dentro la leche abundante y caliente de aquel vulgar semental. Claro que estaba dispuesto a callarme como una puta por la cuenta que me tenía. Es más: lo acontecido aquella tarde en la cama matrimonial, y hasta los cuernos que lucía papá, me producían un regusto agridulce indescriptible que mantenía mi mente en un continuo estado de excitación.
-¿Ves esas mujeres apostadas a lo largo de la carretera, Álex? Son putas.
Efectivamente, en las proximidades del pueblo donde pararíamos el camión para repostar y comer algo se iban alternando un considerable número de prostitutas que, con sus vestidos y maquillajes provocativos y sus gestos llamaban la atención de los camioneros y de algún otro conductor de automóvil.
-Esa es Berta; tiene el coño como un acordeón. Esa otra es Lina, demasiado gorda para mi gusto. La mulata no recuerdo cómo se llama, pero es cubana y se mueve encima que da gusto...
-¿Te las conoces a todas? -pregunto.
-Y tu papá también, chaval.
-¿Que mi padre es ...
... putero?
-No lo sabes tú bien. Claro que la mejor puta la tiene en casa -se carcajea hasta enervarme de nuevo.
-Tranqui, chaval -me dice al verme acalorado- ¿No dijiste que eras virgen?
-Yo no dije semejante cosa, mamarracho -mentí.
-Mejor. Así no estarás nervioso cuando te folles a una de esas.
-¿Vamos a parar para chingar? Si se entera mi padre, te mata.
- No lo creo. Ya te dije que papi no desaprovecha los pocos viajes que hace. Pararemos cuando veamos alguna que me guste para ti. Porque dinero traes, ¿verdad?
Bien sabía el hijoputa que llevaba conmigo una buena cantidad. Me empezaron a sudar las manos ante esta situación imprevista. ¿Qué hacer?
-Sandra, muy vieja para ti. Jasmine, la muy guarra me contagió un herpes hace dos años... Ya está, ahí la tenemos: ¡esa chinita, que es nueva!
Nos internamos los tres en el bosque. La tal chinita era en realidad filipina. Menuda, rostro delicado, melena negra... Tony le mandó sacarse la camisa y mostrarnos sus pechos: pequeños, casi infantiles. Lejos de incomodar a mi compañero el tamaño noté cómo se excitaba; la entrepierna de su pantalón abultaba considerablemente.
-¿Te gusta? -me dijo.
Callé. La muchacha ya se había desnudado por completo. Tony extendió sobre la hierba una mugrienta manta de viaje que llevaba en el camión.
-Toma un condón -me dijo el chófer ofreciéndome uno suyo.
Yo estaba bloqueado. Ya la putilla se había esparramado sobre la asquerosa mantita, dejando ver su coño sonrosado.
-¡Una ...