Gemidos nocturnos
Fecha: 19/12/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... y hacia afuera cuando se la sacaba.
Meli no podía más... Pensó que la mataría mientras escuchaba sus gruñidos cada vez mayores... Le parecieron sonidos de animal... Sintió sus embestidas cada vez más rápidas... Sintió su polla hinchada dentro de ella... Sintió el primer chorro de un extraño en su coño de mujer casada... Y se sorprendió a sí misma al alcanzar su tercer orgasmo.
- “¿Qué te pasa?”, le preguntó el hombretón.
Meli no le respondió porque se había desmayado.
Poco después abrió los ojos y vio que le había quitado sus zapatos y estaba arrodillado a su lado tirando de sus brazos por encima de su cabeza y atando sus muñecas al cabezal utilizando una corbata.
- “Date la vuelta”, le ordenó.
- “¿Qué me estás haciendo?”, le preguntó Meli.
- “Dije que te dieras la vuelta”... Su voz era dominante.
Meli obedeció y se puso boca abajo.
El hombretón ató el otro extremo de la corbata a la cabecera, luego bajó y la agarró por el tobillo izquierdo, ató otra corbata alrededor de ella, la abrió y la anudó a la pierna izquierda de la cama.
Totalmente despierta y asustada, Meli se quedó quieta... Lo que fuera que iba a pasar, iba a pasar... Ella no podía hacer nada al respecto para no verse en un escándalo... Estaba totalmente indefensa... Su cuerpo era una "Y" invertida.
Ella lo vio estudiándola y cómo cogió una almohada.
- “Levanta.”
- “¿Qué?”
Una palmada cayó con fuerza sobre la nalga izquierda.
- “Aaaaggh”
- “Dije que te ...
... levantaras.”
Cuando ella levantó las caderas, él deslizó la almohada debajo de su abdomen y asintió con satisfacción.
Meli lo miró confundida mientras dejaba la cama y comenzaba a vestirse.
- “Hace bastante tiempo aprendí a hacer lo que quiero con una mujer la primera vez que la tengo, porque puede que no haya una segunda vez... Si le gusta lo que le hago, vuelve por más... Y si no lo hace, eso que me he divertido”, dijo el grandullón mientras se subía los pantalones.
Cuando estuvo completamente vestido, Meli lo vio entrar en el baño... Regresó con un antifaz para dormir en la mano... Le levantó la cabeza por el pelo y se la puso sobre los ojos, cegándola... Luego le envolvió la cabeza con algo más para que no pudiera quitarse el antifaz y le dijo:
- “Voy a bajar al bar por un coñac... Mientras bebo, disfrutaré imaginándote que estás aquí así... Después de un rato oirás que se abre la puerta y alguien entrará y te follará el culo... Podría ser yo, pero podría ser alguien a quien conozco en el bar.
Oyó cerrarse la puerta.
Todo su cuerpo estaba temblando de miedo y emoción... Intentó tirar de sus ataduras pero no pudo liberarse... Ella realmente no quería.
Más temprano esa noche, hace sólo unas horas, cuando se estaba afeitando los pelos de la raja de su culo, había considerado la posibilidad de que pudiera tener allí metida una polla esa noche y se sorprendió al darse cuenta de que la quería tener... Incluso si dolía... No le importaría cuánto doliese.
Ahora ...