1. Mi placer en tus manos


    Fecha: 19/12/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... llevaba su cuerpo al lateral de la camilla para acceder a mi cintura.
    
    Apartó el resto de toalla que había y me quedé en bragas delante de él. Mis pequeñas braguitas rosas se humedecían a su paso, a su atención, a su mirada, a sus caricias y cuando quise darme cuenta estaba masajeando mis muslos, por debajo, por encima, en círculos con sus dedos, apretando, con la mano abierta, estirando y recogiendo mi carne.
    
    Cuanto más parecía que se acercaba, mas volvía alejarse, y ese tira y afloja era el que me estaba excitando de ver como el caramelo se alejaba tan pronto como lo ponía en mis labios.
    
    Bajó por la parte delantera de mis muslos hasta mis rodillas, recorrió con sus manos mis piernas, echando varias tomas de aceite esencial para mantener la humedad y la hidratación de la piel y el masaje, y llegó hasta mis pies.
    
    Esta vez se puso delante de ellos, agarró mis tobillos cuando creí que iba a masajearlos, y tiró para sí, arrastrando mi cuerpo por la camilla. Le miré sin saber que decir, y esperé su siguiente paso.
    
    Él me observaba, como un gato agazapado observa a su presa antes de cazarla, pasándose la lengua por los labios comprobando mi reacción, hasta que comprendió con mi actuación que no podía negarme a él. Estaba estática, esperando con ansias sus caricias por otras… zonas.
    
    Así que abrió mis piernas lo que pudo y pasó sus manos aceitosas por mis muslos, subiendo desde ellos hasta las ingles, donde pasó sus pulgares, acercándolos a mi sexo y clavándolos en ...
    ... él. Siguió con suaves toques con su dedo por encima de las bragas, mientras yo le observaba e inconscientemente levantaba mis caderas de la camilla para pegarme más a él.
    
    Me movía sutilmente bajo su mano, incentivando el frote de ambos en esa zona que tanto me gustaba y sin poder controlar mis impulsos, llevé mis manos a mis pechos y los agarré.
    
    El calor que yo desprendía y la suavidad de los aceites en mi piel, hacía más fácil que se resbalasen entre mis manos, costando que incluso pudiera acogerlos por completo.
    
    Mis pezones endurecidos se me clavaban, y tiraban de mi piel provocando la sensación de un tirón por el peso de estos.
    
    Cerré los ojos, eché la cabeza cuanto pude hacia atrás en esa posición y me dejé llevar por el placer en sus manos. Segundos, minutos… perdí la noción del tiempo cuando sentí que mi orgasmo se aproximaba y él se retiraba. Joder.
    
    Pero lejos de todo pronóstico se arrodilló a los pies de la camilla, acercó su boca hasta mis muslos y recorrió la parte interna con sus labios mientras con sus manos recorría mis pantorrillas, hasta subir las manos la parte alta de mis piernas, agarrarlas y abrirlas.
    
    Acercó la cara a mi sexo y aspiró mi olor mezclado con la lavanda, restregó su nariz por mi coño, lo que me hizo sentir un escalofrío, y puso su boca contra mi sexo mientras agitaba la cara pegada a él.
    
    Abrió su boca, lo acogió con sus labios por encima de la tela y me clavó los dientes suavemente. Comenzó a comerme despacio por encima de la ...
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