1. Mi placer en tus manos


    Fecha: 19/12/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rota, y tanto sus características morenas como pelo, piel y barba me dejaron anonadada. Se parecía mucho al chico que me había atendido en la puerta.
    
    - Pero pensé que el masaje me lo daría ella, que ella se lo da a mi amiga y es la que me ha recomendado que venga.
    
    - Mi madre se puso enferma hace tres días y no va a venir por aquí hasta dentro de uno cuantos. – Me recorrió con los dedos la espalda desde la parte baja de la cintura hasta el cuello. - ¿No te valgo yo?
    
    - Sí… claro. – Carraspeé nerviosa.
    
    - Pues relájate. – Vi que se alejaba de la camilla y lo escuché andar por la habitación. - ¿Cómo te llamas?
    
    - Rebeca.
    
    - Rebeca, yo soy Sergio, encantado, cuéntame que te ha hecho venir. – Su tono de voz era tranquilo, pausado, como susurrando cada letra, y me daba una paz oírle…
    
    - Pues trabajo como cuidadora de ancianos – Sentí algo templado caer en mi espalda. – Y pesan, joder si pesan, y es que tengo una presión en la espalda que me llega hasta las cervi…
    
    No pude continuar cuando sentí sus manos presionar a ambos lados de mi cuello. Un escalofrío me recorrió y una oleada de placer me azotaba. Pero un placer de liberación, de descanso, de calma, de libertad de auténtica tranquilidad.
    
    - Aquí… ¿verdad? – Dijo casi en un susurro.
    
    - Sí… joder
    
    - Estás muy tensa.
    
    - Y tanto. – Bajaba sus manos poco a poco por mi espalda, recorriendo los laterales, centrándose en mi cintura, para con los pulgares presionados volver a ascender hasta el cuello y hacer ...
    ... círculos con ellos presionando los puntos que sabía que requerían atención.
    
    - Dado el trabajo que tienes – Explicó mientras seguía recorriéndome con sus manos y apartándose sólo para echar otros líquidos que supuse eran aceites, porque olían de maravilla – Deberías mirarte los bonos de descuento para venir a darte esto un par de veces a la semana. Tienes una cantidad de nudos y presión acumulada que pocas veces he visto. ¿Cuánto llevas sin hacerte un masaje?
    
    - ¿Y si te dijera que nunca? – Estaba perdida en sus manos y arrastraba las palabras con pesadez y desazón, de hecho, creo que se me escapó algún que otro gemido que no pasó desapercibido por él. Lo supe con su siguiente respuesta.
    
    - Pues ya ves que esto te está satisfaciendo mucho. – Noté un cosquilleo en la parte baja de mi estómago al sentir su ronroneo en mi oído. Se había agachado un poco para estar a mi altura.
    
    - Bueno no sé… ay dios, ahí, sí… - si tuviera los ojos abiertos estarían en blanco, porque estaba sometida por completo en sus manos y me estremecía con cada caricia.
    
    - Ahí, aquí… en todas partes necesitabas un buen… - Hizo una pausa para acercarse un poco más a mi oído otra vez – repaso.
    
    Y tragué saliva. Me puse nerviosa al ver la reacción que me había provocado sus palabras. Claramente estaba utilizando un juego de dobles sentidos conmigo y yo no sabía a qué se debían tantas confianzas.
    
    Veía mi melena oscura colgando y sólo podía observar en esa posición aparte del pelo su calzado. Que a ...
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