1. En el aire (Fragmento 1)


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos

    ... Tras esa primera descarga que le bañó completamente la cara y casi le saca un ojo, vino otra, y otra, y otra, y así sucesivamente hasta hacerle pensar a Marta que aquello no acababa nunca, pero gradualmente, las andanadas perdieron intensidad hasta que remitió la desproporcionada corrida, dejando su cuerpo embadurnado de pies a cabeza.
    
    —Mira como me has puesto. ¿Ahora qué hago yo? —le preguntó haciendo aspavientos con las manos, intentando sacudirse todo aquel pringue y sin saber cómo iba a limpiarse.
    
    — ¡Empieza por dejármela reluciente, guarra! —le ordenó poniéndosela en la boca de nuevo.
    
    Marta se sintió contrariada por todo lo que acababa de pasar. Después de la euforia vino la calma y ahora le mortificaba el paso que había dado hacia el vicio y la indecencia. Ya no veía de igual modo aquel trato tan grosero, pero al neandertal parecía importarle poco como podía sentirse después de haber sido una adultera. Lo inquietante no era sólo haber dado el perverso paso, sino haberlo disfrutado tanto.
    
    El hombre recogió con su miembro el líquido de su precioso rostro y lo depositó en su boca, obligándola a tragárselo ante la reticencia de Marta.
    
    Hasta ese momento había sido impensable tragarse la sustancia viscosa y amarga. Nunca lo había hecho anteriormente. Le gustaba que su esposo eyaculara en sus pechos, en contadas ocasiones lo hacía en la cara y en la boca, ahora bien, cuando eso ocurría, lo escupía porque le daba aprensión paladear el nauseabundo caldo. Ahora, el ...
    ... cavernícola la estaba obligando a tragarse su simiente y, después de manifestar su repulsa se limpió la cara, los labios y la lengua con papel higiénico. Él la miró mientras se subía los pantalones y guardaba su miembro, sonriendo de satisfacción.
    
    Marta permanecía sentada en la taza y su desaliñado amante ya estaba a punto de marcharse, pero antes sacó una arrugada tarjeta de su cartera donde aparecía su número de teléfono, la dirección de una página web, junto a los servicios de reparaciones en general.
    
    — ¡Toma cariño! Cuando necesites que te den caña, llámame. Si tu marido no te atiende debidamente, ya sabes... La próxima vez te romperé el culo… Por cierto, me llamo Oscar, —se presentó dándole la mano y esperando que ella le dijera su nombre.
    
    — Marta, —dijo sentada en la taza, totalmente desaliñada, sin bragas, con los pechos fuera, y completamente impregnada del espeso líquido.
    
    — Hasta pronto Marta. Ha sido un placer... Espero que me llames. —Se despidió guiñándole un ojo como si aquello fuese lo más normal del mundo y desapareció dejándola allí sentada, rebosante de esperma, sin saber qué hacer y con una arrugada tarjeta en la mano que metió en su bolso. Se preguntó si tendría por costumbre abordar a mujeres en el metro o aquella era la primera vez.
    
    Utilizó todo el papel higiénico que había, junto con los otros tres rollos que se hallaban en las otras estancias. Después se lavó con agua el pelo y los restos de su cuerpo. Intentó quitar con ella la suciedad ...