1. Dos maduros para mi (16)


    Fecha: 30/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Habían pasado casi 5 meses desde nuestra ultima aventura (ver dos maduros para mi 15), nuestra vida transcurría de una manera muy normal, trabajo, casa, trabajo, alguna cena con amigos, alguna visita a la sauna y poco mas. La verdad habíamos entrado en una "agradable" rutina. Nuestro amor es tan grande que no nos preocupaba la cantidad de aventuras sexuales que tuviéramos, ya que Ricardo y yo nos bastábamos y sobrábamos para satisfacernos sexualmente.
    
    Una mañana de martes, como siempre Ricardo y yo salímos juntos de casa a trabajar, en el portal nos despedimos con un beso y nos emplazamos como siempre para por la noche en casita. Yo me dirigía hacía el metro cuando de repente me acordé de que me había dejado en casa unos documentos importantes, que necesitaba esa misma tarde para una reunión con mis jefes. Maldije mi memoria y volví hacía casa, eran las 9:30 de la mañana y aunque yo no tengo horario me fastidió tener que volver a casa.
    
    Cuando estaba abriendo el portal, por mi espalda oí la voz de mi vecina Dolores del 4º A "me echas una mano Alberto?" me giré y la ví con cuatro bolsas del supermercado, la pobre iba agotada, os he de decir que Dolores es una señora de unos 63 años bajita muy guapa, gordita pero con carnes firmes y unas tetas enormes supongo debido a haber criado a cuatro hijos estupendos. "Claro Dolores, deja que te ayude" cogí las bolsas y nos dirigimos hacia el ascensor. "Gracias Alberto, una ya no esta para muchos trotes" dijo, "venga Dolores si ...
    ... estas hecha una chavala" dije intentando animarla. Llegamos a su piso y me dijo "te importa llevarme las bolsas hasta casa?", "claro que no" contesté.
    
    Entramos en su casa, seguimos por el pasillo y llegamos a la cocina, "déjalas aquí" me pidió "y tomate un café conmigo, es lo menos que puedo hacer por ti", "gracias pero tengo que ir a trabajar" contesté excusándome, "venga un cafetito y te vas, no me hagas el feo" insistió, me vi obligado, pobrecita que te cuesta contentarla, Alberto, pensé para mi, asi que accedía con un "gracias Dolores". Puso la cafetera en el fuego y me dijo que esperará que ahora volvía, le pregunté si podía fumar, a lo cual contestó que si ya que su marido, Julián era una chimenea y estaba acostumbrada.
    
    Cuando el café subió, apagué el gas y retiré la cafetera, oí pasos que se acercaban hacía la cocina, era Dolores que volvía, "Como quieres el café, Dolores? Pregunté, "deja el café para luego, guapo" contestó apareciendo delante de mi en bragas y sujetador. Yo me quedé de piedra sin saber que decir, "Dolores!!!!" exclamé. "Te asusta ver a una mujer en ropa interior?" preguntó con una sonrisa llena de vicio. "Noooo" contesté asustado. La verdad es que para su edad Dolores tenía un aspecto estupendo, gordita, piernas duras y apretadas, un culo memorable y dos tetas que permanecía escondidas en aquel antiguo sujetador casi sin poder taparlas completamente, sus pezones despuntaban y se marcaban en el sujetador como dos pitones y su lengua paseaba por sus ...
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