Lucía y dos chicos negros
Fecha: 24/12/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... invitación a ser más duro, y así lo hizo. Empezó a sacarla casi entera y a meterla de un golpe salvaje. Ella gritaba como si hubiera recibido una puñalada cada vez, dejaba caer la cabeza hacia atrás y volvía a adelantarla con los ojos en blanco. Era una obra de arte verla: abierta de piernas, la piel rosada allí de donde la habían agarrado o donde le habían dado cachetadas, toda cubierta de sudor, de babas y de otros flujos.
Sí, no pares, no pares -decía ella con ritmo, tragando saliva como podía.
Él se sentía animado por aquellas peticiones y cada vez le daba más fuerte. Pronto empezó a gritar, a gemir y gruñir mientras la penetraba. Levantó una mano y le agarró una teta con fuerza, como queriendo aplastarla.
¡Ah, me corro! -gritó él.
Hizo el ademán de salirse para correrse tal vez entre las tetas de mi novia o en su barriga o en su boca o en su cara. ¿Quién sabe? No pudo. Ella lo rodeó con fuerza con las piernas, obligándolo a soltar toda su semilla en su interior. Ella recibió la eyaculación con otro orgasmo. A cada chorro en su interior ella respondía con gritos de placer cada vez más fuertes. Finalmente, él cayó sobre ella y se quedaron los dos muy quietos, fundidos en un abrazo exhausto, el pene aún dentro de la vagina de mi novia, el semen empezando a gotear hacia el colchón de la tumbona.
Me quedé de piedra. Agazapado tras mi murete, había visto cómo mi novia recibía en su interior el semen de un desconocido. Ella tomaba la píldora, así que no ...
... había ningún problema. Pero no sé..., eyacular en el interior de una persona es un nivel de intimidad superior, en mi opinión. Aún así, ni puedo mentir ahora ni me podía mentir entonces: todo aquello me había causado un morbo tremendo, y no puedo decir que hubiera disfrutado tanto como ellos tres, pero desde luego sí había disfrutado.
Los vi meterse a los tres juntos en la piscina.
Sin hacer ruido, y teniendo que andar con una erección de campeonato, anduve de nuevo hasta el coche. Me subí, puse el aire acondicionado y conduje hasta el pueblo. Entré al supermercado y saludé a la señora de la caja. Fui al fondo. Allí había latas de refresco. Agarré varios packs y luego fui a una nevera, donde cogí cuatro latas más, éstas frías. Volví a la caja, pagué y me subí en mi coche.
Respiré hondo. Ahora tocaba volver. No sabía si me los iba a encontrar juntos y me lo iban a contar tal cual o si iban a disimular, si Lucía planeaba contármelo. No sabía si era la primera vez, si había pasado antes, si mi novia planeaba repetir. No sabía si aquello era algo habitual.
Conduje escuchando música. Cuando llegué al camino de tierra de la casa rural, vi a los dos negros trabajando su jardín. Detuve el coche a su lado y les hice un gesto para que se acercaran. Lo hicieron.
Tomad, chicos -les dije acercándoles dos latas frías-. Hace mucho calor.
Gracias -dijo uno de los dos tíos que se habían follado a mi novia-. Nos vendrá bien. La verdad es que estamos reventados.
Ya. ¿Mucho ...