Sexo en la P27
Fecha: 25/12/2021,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Orpherius, Fuente: CuentoRelatos
... hombre soltero (lo era). Estas chicas no querían problemas, debían ir con pies de plomo, tenían una vida que proteger. Solución: tenía que mentir, pero escogí una opción que pudiera resolver más tarde: «Estado civil: comprometido, relación estable».
Observé sus movimientos en la web durante un tiempo, antes de decidirme a contactar con ella. Entraba al portal desde un teléfono móvil, generalmente por las tardes, y no todos los días. Quizás no estaba decidida al 100% acerca de lo que estaba haciendo.
Mientras paseaba el ratón por la pantalla, leyendo las características de nuevos perfiles, un piloto verde capta mi atención: «Solyluna, usuario online». Era ella. Doy un brinco en la silla, el corazón se me acelera, me excito. «Ha llegado el momento», pienso, «pero, ¿qué coño le digo? No me puedo permitir el lujo de intimidarla, o de resultarle un gracioso, o demasiado directo».
Finalmente, me decido por un mensaje totalmente aséptico, pero claro y sincero. Sólo me queda una duda: ¿uso el «tú» o el «usted»? Es una chica joven. Me arriesgo, escribo:
MrSmith: Buenas tardes, me ha gustado tu perfil. Me gustaría conocerte.
La suerte estaba echada. Pasan los minutos... Algo después de media hora, se enciende un icono en mi bandeja de entrada, un «1» de color blanco sobre fondo verde, y una leyenda a su lado: «Solyluna le ha enviado un mensaje».
Solyluna: Buenas tardes, MrSmith. Me parece bien.
Estoy llegando al aparcamiento. Hemos escogido el parking subterráneo ...
... de un área comercial. Son las tres de la tarde, viernes.
Después de aquel primer contacto en el portal web, nos enviamos correos diariamente desde el móvil durante algunas semanas. Enseguida me di cuenta de que sobraban algunas preguntas. No era conveniente indagar sobre la vida del otro. Su discreción era total. En varias ocasiones, hizo algún amago de abandonar. Pero logramos sortear sus temores.
Al principio, sus textos eran muy cortos, pero me gustaba cómo se expresaba. Era clara, aunque a veces resultaba un tanto cortante. Con el paso de los días, nos fuimos sintiendo algo más cómodos, y empezó a surgir algo. Dimos paso con cierta rapidez a las conversaciones picantes, a nuestras preferencias sexuales.
Solyluna: Cuéntame alguna fantasía.
Yo le enviaba unos pocos renglones con alguna escena que se me ocurría. Me gustaba hacerlo. Quería humedecerla. Pero nada más empezar, me paró en seco:
Solyluna: Eres un cursi.
Me jodió reconocerlo, pero tenía razón. Estaba demasiado preocupado por no resultar grosero. Me gustaba esta chica.
MrSmith: Pues ahora te vas a enterar.
Le envié otras pocas líneas, esta vez sin cortarme un pelo.
Solyluna: Me has puesto a mil. Me gustas mucho más cuando eres un cerdo.
Yo estaba encantado de la vida, y ella me ponía a mí igual de cachondo con sus comentarios.
Bajo este clima de complicidad, y olvidándonos definitivamente de hacer preguntas indiscretas, le propuse resolver una cuestión que para mí era importante: ...