1. Mariela


    Fecha: 26/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    1. Nunca me ha gustado viajar en fin de semana fuera de la ciudad donde resido. Regularmente tiende a ser un fastidio debido a que es justamente en esos días cuando hay más demanda de vuelos y, por consiguiente, es más difícil el lidiar con la gente, las maletas, los espacios reducidos y en general el hecho de que te están robando los días en que te dedicas a descansar haciendo lo que se te pegue la gana.
    
    Pero al ser dueño de una pequeña compañía de servicios, si tu cliente mas importante te dice que tienes que asistir a una reunión de emergencia, tú vas. Sin chistar.
    
    Aunque sea en sábado a mediodía. Aunque sea en la Ciudad de México y se halle a miles de kilómetros de tu ciudad, tú vas.
    
    Y yo fui.
    
    Ahí estaba en el cuarto de hotel en las tempranas horas de la tarde, aburrido como un ostión. Para colmo no había temporada de futbol y toda la programación que había en los canales del hotel era competencia para ver que canal era el más aburrido.
    
    Tenía sed y en mi mente se dibujó la imagen de un tarro sudoroso de cerveza con el líquido ámbar y un poco de espuma en la cima. Lo saboreé en la mente y recordé que, al registrarme, el encargado había comentado que tenían un restaurant bar anexo al hotel pero que estaba abierto al público donde seguramente podría beber un par de ellas antes de que cerraran.
    
    Me puse unos jeans, una camisa deportiva y unos zapatos informales y bajé al citado bar. Era un lugar agradable, de luces tenues con el nombre en la entrada, ...
    ... Restaurant Bar del Sol. Me hizo recordar la canción Peor para el Sol de Sabina y sonreí. “Todos los hombres con alma de depredador deberíamos escuchar esa canción al menos una vez por día” pensé mientras entraba. El lugar estaba bastante más concurrido de lo que yo había anticipado, sin estar a tope, tendría unos 40 o 50 comensales en total. De todos ellos, ella era la que resaltaba por encima del resto. Estaba sentada en uno de los taburetes de la barra, haciéndole el amor a una bebida que llevaba abstraídamente a sus labios y la bebía con lentitud. Usaba una minifalda negra y una ligera blusa roja, su atuendo era demasiado atrevido para ser una mujer puritana y quizá un poquito conservador para ser una puta. Al menos de las que cobran. Era lo que se dice un bombón apetecible y lo justo para un viernes por la noche.
    
    Era morena clara, con unas piernas preciosas y una sonrisa que derramaba sensualidad, de labios carnosos, y una abundante cabellera oscura, una sonrisa que seguramente ocultaba un buen cumulo de pasiones y secretos que no deben dejarse libres antes de las ocho de la noche. Era bajita, sus pies descansaban sobre el taburete y se balanceaban de una manera rítmica y, hasta cierto punto, sensual. “Como si le estuviera haciendo el amor al taburete” pensé mientras me acercaba a ella tratando de lucir mi mejor sonrisa de conquistador.
    
    A mis 45 años me sentía bien conservado y con la suficiente prestancia para jugar el juego de la seducción sin tener ningún tipo de ...
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