Por la unión de la familia.(2) (Versión revisada y ampliada)
Fecha: 30/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... habían centrado su atención en ellos de algún tiempo atrás, alzó la falda del vestido materno, hasta dejar al aire la cintura de Julia con las bragas enteramente a la vista de cualquiera; se sacó de sus profundidades la “barra de acero”, hizo hacia un lado la brevísima tanga y enfiló, con absoluta decisión, el candente “fierro” a aquella oquedad, aquella grutita de “Alí Babá y las Cuarenta Mil Delicias”, al tiempo que, tomando por las nalgas a tal “hembra placentera”, la elevó hacia sí mismo, presto a consumar la penetración de aquella Meca del más insigne, inmenso, placer.
Julia, poseída de no menor lujuriosa locura que su hijo, se sumó a los filiales esfuerzos, colgándose de su cuello para, apoyándose en él y en la pared, a la que apoyó, firmemente, la espalda, ayudándole así a mantenerla alzada, con las piernas bien abiertas, hasta la altura ideal para que su cuevecita quedara al alcance de la “pértiga” del “mocer". La penetración se consumó mediante los esfuerzos de ambos, combinados al alimón, y entonces Julia profirió un hondo y sonoro suspiro que bien podría traducirse en un “Al fin; al fin te tengo dentro de mí, Alvarito, incestuoso niñito mío…”
Al momento de sentirse “empalada”, Julia alzó ambas piernas, rodeando con ellas las nalgas y el comienzo de los muslos de su hijo, y empezó a empujar ella también, lanzando sus caderas hacia adelante para enseguida replegarlas hacia atrás, en consumado acorde con los empujones, las bravas embestidas, de su ...
... hijo,
Julia estaba desatada, loca perdida… Frenéticamente “salida”, sin sentido alguno mínimamente racional, estaba reducida a estado puramente animal, bestializada por entero; entregada, en cuerpo y alma, al único objetivo de lograr el máximo placer sexual. Un placer sexual que la consciencia de estar transgrediendo el tabú por excelencia de la Historia de la Humanidad, el incesto, y más aún, el tabú por excelencia dentro del tabú del incesto, el de madre-hijo, mayor, si cabe, al de padre-hija, por aquello tan tradicional de la virtuosa materfamilia, multiplicaba “ad infinitum”.
Pero por entonces, Julia tuvo un instante de semi lucidez dentro de su estado convulsivamente lujurioso, y abrió ligeramente los ojos, mirando a su alrededor entre aquella especie de humo adormecedor que la envolvía sin dejarla ver las cosas en su entera nitidez, pero lo suficiente para medio vislumbrar algo que al punto la devolvió, por entero, a la vida real.
La cosa era que las parejas que a su alrededor venían bailando, estaban paradas, sin bailar, rodeándoles absortos, mirándoles sin perder comba de lo que sus ojos, abiertos de par en par, como platos, estaban viendo en aquellos mismísimos instantes: Una pareja, madre e hijo por más señas, ya que todas las “lindezas” que Julia dedicara a Álvaro, incluyendo lo de madre e hijo incestuosos, que ella había proferido no en voz alta, sino a grito pelado, con lo que la pareja madre-hijo había concentrado en ellos la general atención.
Entonces Julia vio, ...