Memorias inolvidables (Capítulo 5): La matriarca
Fecha: 20/01/2022,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... Lo que quería era verle la polla, eso me quitaba el sueño.
No sabía qué hacer, así que me levanté de mi cama y sin hacer ruido cogí su bóxer, lo empecé a oler, ¡hmm!, y a lamer, ¡hmm, hmm!, olía a hombre y sudor ya que esa misma tarde habíamos estado haciendo gimnasia y empecé a pajearme con ese olor y ese sabor, pero no me podía quitar de la cabeza aquel bulto en su bóxer. Deje de pajearme, me senté en mi cama y empecé a observarle, estaba tumbado boca arriba con la sabana a la altura del ombligo y un poco más abajo se podía ver una zona oscura, y bastante más abultada que el resto, lo cuál aún me puso más cachondo.
Así estuve quizá una hora mirándole hasta que me armé de valor y decidí hacer algo, no podía dejar pasar esta oportunidad. Comprobé que estuviera dormido, me pareció que lo estaba y me arrodillé a los pies de la cama, comencé a tirar de la sábana, desde mi posición podía ver que poco a poco la sabana iba recorriendo su cuerpo, dejando a la vista cada vez más pelo; seguí tirando hacía abajo hasta que por fin conseguí mi premio, ahí estaba su polla flácida que iba apareciendo ante mí. Una vez retirada toda la sábana, me levanté del suelo y le observé desnudo encima de la cama, con una polla descapullada de unos 18 cm., bastante gruesa, que me tentaba a seguir; me arrodillé de nuevo y empecé a acariciar su cuerpo. Su polla se iba poniendo cada vez más dura con mis suaves caricias en su pecho y en sus huevos.
Puse freno a las acciones de mi pasión, y me ...
... sorprendí gratamente cuando, al querer taparle de nuevo, escuché una voz que me decía
— ¿Por qué te paras?, ¿no te gusta?
Volví la cabeza y me di cuenta que la voz era de Antolín que había estado despierto durante todo el tiempo en que yo lo acariciaba.
Se levantó de la cama y apoyó su espalda contra la pared, cogió su polla que volvía a estar flácida y empezó a machacársela mientras me miraba lamiéndose sus labios. Inmediatamente recibí el mensaje que me comunicaba; me tiré a su lado y volví a acariciar y lamer su cuerpo, mientras él dejaba su polla y cogía la mía exclamando:
— Vaya, vaya; pero que bien guardado lo tenías, ¡joder!, ¡vaya rabo!
Yo lamía su cuerpo y acariciaba su espalda hasta que mi mano pudo palpar un culo perfecto muy duro, redondo y con algo de vello, luego nos besamos larga y tendidamente.
— ¿Dónde aprendiste a besar así?, sabrosa lengua, —dijo.
No respondí, seguí besándole. Luego se levantó, ya estaba yo sentado sobre la cama y, echando su melena hacia atrás, golpeaba mi cara con su polla húmeda y aún no del todo dura. Se la cogí con una mano y la restregaba por mis labios y la masturbaba para que se la pusiera a tope. Cuando ya podía sentir la dureza de su polla venosa me la metí entera en la boca, lo que no fue fácil, dado que era muy gruesa. Escuchaba como gemía Antolín y me pedía que no parase:
— Por favor, no pares, te doy mi vida, pero no pares, sigue, sigue, ¡aaaaaah!, ¡aaaah!
Se la estuve chupando un largo rato, mientras ...