HASTA LA CIMA - QUINTA PARTE
Fecha: 20/01/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... alto de mirada oscura que le había descrito. Cuando me alcanzó en mi habitación para contarme que el chófer de Massimo estaba en la puerta para llevarme abajo, fui parte de la desilusión. Esperaba que Massimo se presentara personalmente en mi puerta y, como en las películas estadounidenses, me diera algún tipo de flor que tendría que ponerme en la muñeca y estuviera a dueto con el color de su pañuelo.
Pero desde luego que la realidad no se trataba de una película estadounidense, y mucho menos íbamos a jugar el rol de un par de colegiales en un baile escolar. Así que saludé al chófer quien me ofreció la mano para besar la mía y nos aventuramos para encontrarnos con Massimo fuera del apartamento, esperando con un traje oscuro mi llegada.
—¿Sigues teniendo hambre, Cenicienta? —preguntó a modo de saludo.
Yo sonreí.
—¿Esperas que yo pagué la cena? —cuestioné.
Massimo sonrió y se hizo a un lado para abrirme la puerta del vehículo, más alargado de lo que yo estaba acostumbrada. Se trataba de uno de los modelos más elegantes que manejaba para mantener un perfil bajo, y si no bajo, al menos no tan escandaloso.
—¿Qué ha pasado ayer? ¿Por qué no usaste la tarjeta que te he dado? —preguntó una vez que comenzamos a avanzar.
Cuando el conductor escuchó a Massimo hablar, una pequeña compuerta se alzó tras de él separándonos por completo. El interior del vehículo era como solían verse las limusinas en las películas de Hollywood, con un sillón redondeado en forma de L ...
... que resultó ser más cómodo que el de mi apartamento, grandes ventanales que mostraban la vida de la ciudad tras ellos pero que no permitían la vista dentro del vehículo, una pequeña cápsula alargada que contenía en su interior cristalería y botellas de alcohol, un par de pantallas en blanco de las que no estaba segura cuál podría ser su función y un techo repleto de luces diminutas en el centro, parecidas a las estrellas sobre un cielo nocturno, con luces más consistentes en los bordes que alumbraban por completo la cabina del pasajero.
—Podemos apagar algunas —sugirió Massimo.
—Mi novio —respondí, como desfasada en las palabras de Massimo—. Pasó que mi novio es un imbécil y arruinó la noche.
Massimo se movió al otro lado del vehículo para abrir la cápsula.
—¿Adrián sigue siendo tu novio? —preguntó mientras limpiaba con pañuelo blanco un par de vasos roca.
—La verdad es que no quiero beber hoy —dije, mirando sus movimientos.
Massimo se volteó para mirarme con una gran sonrisa.
—Probablemente porque usas el alcohol para el entretenimiento y no aprovechas su función —dijo él.
—¿Y qué función podría ser esa? Porque yo veo que todas las personas lo usan justo como yo —señalé.
Massimo negó y dejó de mirarme para poner hielos dentro de los vasos roca.
—El alcohol en este caso nos sirve para estimular el apetito —contó—. Además de que predispone los sentidos para disfrutar mejor nuestra cena y posee valiosas propiedades digestivas.
Massimo me extendió ...