Mi nueva amiga
Fecha: 23/01/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... MARAVILLOSO!” dijo Xing “¡Mira que rico, como a ti te gusta, le he detenido mucho semen dentro de mí!”
“¡Que rico!” le dije y la jalé hacia mí. Me puse de rodillas y la recosté junto a su hermano, boca arriba. “¡Déjame limpiarte, me encanta tener semen en mi boca y tragármelo!”
“¿Sabe rico? Yo también quiero probar.” Me dijo, pero yo ya me había adelantado y a ella la tenía limpiecita, pero me recosté en el otro sofá y le ofrecí mi cosita.
“¡Gracias!” y se dedicó a limpiar el semen que aún me salía, aunque ya muy poco.
“No está tan mal, pero sí siento muy bonito chuparlo y tragármelo, aunque éste sea de mi hermano, ¡la próxima vez tiene que ser el de Horacio que se vacíe en mi boca!”
Nos aseamos y vestimos, habíamos propuesto ir a algún restorán bonito. Las dos íbamos sin brasier, solo con pantis debajo, y vestidos, a ella le puse uno mío, muy coqueto, con falda muy corta, yo me puse otro igual de corto. Nos maquillamos ella muy occidental, hasta el peinado y ella me maquilló a mi muy china, con mi pelo recogido y ojos rasgados.
Después de preguntarles si se les apetecían platillos occidentales y propuse fuéramos a ‘El Dorado’. Sí aceptaron con gusto. Yo había hecho reservaciones, precisamente en la misma mesa a la que anteriormente habíamos ido con Greg. El restorán vacío, así que las reservaciones fueron de valde.
Nos reconocieron los meseros y nos dieron una atención magnífica. El Chef nos preguntó por Greg.
“¿AH, el novio de ella, que es mi ...
... hermana? Ya se marchó y ahora estamos aquí, ésta dama es mi esposa y él nuestro amigo.” El chef solo se sonrío. Se quedó con ganas de volvernos a ver como salimos de éste lugar, pero sí nos enviaron una botella de Champagne.
“¿Va a tener que pagar también esta vez? No se apure, le hacemos descuento,” me dijo, “se la mandamos cobrar hasta su casa.”
“¿Ya te diste cuenta de que hermosos se le ven los pechos a Xing?” nos preguntó Horacio, pero frente al chef. En verdad, sí se le veían preciosos, pero ella se sentía incómoda, no estaba acostumbrada a exhibirse.
“¡Ven, preciosa, quiero darte un beso muy fuerte!” Horacio le dijo a Xing. Ésta se resistió, pero para que no se dieran cuenta los meseros, se dejó y se lo regresó de la manera más erótica que podría ser. Se besaron, Horacio le metió, muy discretamente, la mano dentro de su blusa y le acarició los senos. Xing se resistía, pero dejaba que su dueño hiciera con ella lo que él quisiera. Después de la segunda copa ella fue la que lo abordó.
Jiang y yo nos divertíamos, él copiando lo que Horacio iniciaba. Las manos de los dos caballeros desaparecían a ratos debajo de la mesa y se nos metían dentro de los pantis. Para variar, esta vez volvimos a dar nuestro espectáculo, aunque con otros personajes y menos espectacular.
Cenamos muy rico, pero nos sirvieron demasiada bebida. Al sentirse mal, y haberse dado cuenta de que Jiang ya estaba también mal, salieron del restorán los dos. Horacio solo nos dijo que iban a caminar para ...