1. Beatriz y Carlos, casualidades.


    Fecha: 28/01/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... placer intenso que iba desde mi coño hasta mis tetas pero antes de eso, intenté, al mismo tiempo que no tirar las cosas, ser consciente de lo que estaba ocurriendo.
    
    Nunca imaginé que eso se pudiera dar en la realidad, que el sexo fuera de la pareja existía, que en los videos porno que veíamos sucedía pero claro era algo creado o inventado sin embargo esto es real. Son décimas de segundo y sin embargo parece imposible que pueda dar tiempo a tanto.
    
    Poco a poco me hizo girar sobre mi misma
    
    -Deja las cosas sobre la mesa.
    
    Le obedecí de forma mecánica, ella no dejó de amasar mi pecho, de sentir su cuerpo sobre el mío como si se hiciera único, de mí surgió una leve resistencia, en ella nunca pareció que forzase nada. Una mano la posó sobre la parte delantera de mis muslos, por debajo de mi vestido, con la otra atrajo mi cara hacia sus labios. Yo aún no era capaz de reaccionar, salvo mi cuerpo que comenzó a sentir como todas las terminaciones nerviosas del mismo reaccionaban ante sus dedos, ante sus labios, ante sus palabras. Poco a poco volvió a darme la vuelta, ahora una frente a la otra, se apoderó de mis labios que mordía con los suyos, yo con los ojos cerrados, su mano abría mis piernas, atrapaba mi coño con sus dedos, un suspiro se escapó de mi boca, su lengua aprovechó para entrar como reptando por una madriguera.
    
    Yo me dejaba llevar, no sé si porque lo deseaba o porque era incapaz de reaccionar, ni tan siquiera era consciente de que mis pies posaban sobre el ...
    ... suelo; lo único cierto es que me llevó por un pasillo largo y oscuro hasta su dormitorio, la luz que nos iluminaba era la de la calle pues no estaba bajada la persiana. Rodeó mi cuello y atrajo mi boca a la suya como amantes incontrolados. Mis ojos eran incapaces de abrirse al mundo, estaba sumida en la más densa de las nieblas, cubierta por una manta de dulce pelo.
    
    Sus hábiles manos desnudaron mi cuerpo, sus húmedos labios acudieron a mi pecho, sus diestros dedos no dejaban de rozar mi sexo. Cogió mi mano y la llevó bajo su falda, me pidió que le quitara la bragas y cuando lo hice me empujó a llevarlas a mi nariz y a mi boca. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué sentía tanto placer en dejarme llevar, en obedecer y en hacer cosas tan guarras y repugnantes, nunca antes imaginadas? Al final, los dos cuerpos se fundieron en uno sobre la cama, juntamos nuestros flujos, llenamos nuestros cuerpos de besos, encadenamos infinidad de placer, un cúmulo de sensaciones indescriptibles. Llenaba mis oídos de palabras que engarzaban al mismo tiempo orden, cariño y placer, deleite, rigor, firmeza, castigo… Era la dueña de mi voluntad y eso me complacía. Entramos en la ducha juntas, ahí ya no estaba mareada por el vino sino por el morbo y el deseo, no había fingimiento pues la entrega era total y deseada, por eso sus caricias me supieron a gloria, como sus besos. Sólo un hecho más antes de volver a la normalidad hizo que despertara en mí una sonrisa al mismo tiempo que el desconcierto, cuando estábamos ...
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