Persuasión a la perversión (I)
Fecha: 04/02/2022,
Categorías:
No Consentido
Autor: Alexonicex, Fuente: CuentoRelatos
A finales de año la empresa notificó que trasladaría parte de la plantilla a una sucursal de otra ciudad. Aplicarían criterios y nos notificarían, y si no accedíamos al traslado, despido con indemnización y a la calle.
Yo no quería irme, pero también necesitaba el trabajo, no podía permitirme quedar sin él. Estuve cruzando dedos de que no fuera uno de los elegidos hasta que me llamaron para saber si aceptaba ir o elegía la opción "B".
Más por necesidad que por placer, accedí al traslado. Notifiqué mi marcha del piso dónde estaba y me busqué otro en la nueva ciudad. Como allí no conocía a nadie, opté por compartir piso, así que busqué una habitación.
Al principio no tuve mucha suerte. El piso elegido estaba plagado de cucarachas y estaba muy sucio. Había otro inquilino, un señor mayor que estaba de paso e iba pasando gente, cada dos o tres meses se mudaba alguien y cambiaban los inquilinos. Me quejé de la suciedad al estar yendo y viniendo la gente y conseguí arreglar un aumento del alquiler incluyendo así un servicio de limpieza a domicilio una vez a la semana. Así conseguí eliminar a las cucarachas y que el piso estuviera limpio. Por primera vez, se alquilaron todas las habitaciones, y una de ellas, fue una chica, un poco más joven que yo. El propietario me pasó el contacto a ver si la podía atender, que él no podía. Ningún problema. "Si consigues que alquile una habitación es gracias a tus esfuerzos por adecentar el piso. Antes al igual se metía una chica ...
... allí", dijo. "Si se lo queda, te regalo un mes de alquiler".
Siempre hace ilusión que reconozcan tus esfuerzos y te veas recompensado. Y tenía ganas de tener una chica en casa, solo esperaba que fuéramos afines lo suficiente para entablar una amistad, así ya es más fácil salir de casa. No tenía intención de tirarle la caña a saco y tratar de acostarme con ella. Con todos los cambios últimamente estoy bastante apático. No me apetecía salir a conocer gente, o a ligar. Me daba mucha pereza empezar de nuevo todo el procedimiento que lleva al sexo para un breve momento de placer.
En mis últimas relaciones, en el momento en el que las tenía en la cama y empezábamos a follar, ya me aburría. Me costaba horrores llegar al orgasmo. Al principio uno piensa que un mal polvo lo tiene cualquiera, pero cuando empieza a ser recurrente con varias personas y en varias ocasiones, uno reflexiona y le entra la apatía. Me estaba preguntando si me estaría volviendo asexual, aunque fantaseaba con amigas y me masturbaba con normalidad.
Sarah apareció en el piso a la hora acordada acompañada del novio, un pijo remilgado que parecía haberse perdido por el edificio. Ella sin embargo, era una chica exuberante, alta y voluptuosa con pelo largo castaño y reflejos rojos, ojos marrones grandes, cara redonda y una gran sonrisa.
Mi apatía me permitió controlar la situación y tratar el tema con indiferencia. El novio, el típico machito, hablaba por ella.
—¿Pero la habitación es para los dos? —les ...