El regalo: Un antes y un después (Duodécima parte)
Fecha: 05/02/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... mirada de complicidad, haciéndome recordar mis momentos de felicidad junto a mi marido. Esa etapa de la conquista, del enamoramiento y de perder el miedo a todo. Comernos el mundo, explorar y viajar con lo que llevábamos puesto, sin necesitar nada más. Ese tiempo del ¡Podemos con todo! y a la mierda lo que digan o piensen los demás. Sobre todo mis padres tan conservadores. Vaya, acabaste tu café. Quieres otro o tal vez ¿algo un poco más fuerte? —Me preguntó sonriente y yo allí expectante ante el desarrollo de los acontecimientos y la revelación de sus verdades.
—Vale Ok, está bien. ¿Qué deseas tomar? ¡Oops perdón! Debo parecerle muy atrevido. Apenas si nos estamos conociendo. —Y Martha, la elegante y atractiva esposa del jefe de mi esposa, me tomó del hombro, se acercó lo suficiente hasta hacerme percibir su aroma a Channel y obsequiarme un suave y lento beso en mi mejilla para decirme posteriormente…
—Por fin, me costaba romper el hielo de la formalidad contigo. No sé qué tienes tú, pero me agradas, me generas confianza. —¿Sera mi extranjera personalidad latina? Le respondí y los dos empezamos a reír.
—Un Gin-tonic me sentaría genial. ¡Mi caballero sin armadura!–. Me respondió. —Perfecto y para mí una cerveza bien fría. ¡No te me pierdas, voy y vuelvo!
La barra estaba congestionada y delante de mí permanecía un grupo de jóvenes universitarios bastante animados, en su juvenil algarabía. Como pude me hice un hueco y llamé desde allí a la bartender…
—Ehhh… ...
... ¡Rosario, Rosariooo! —Grité, hasta que por fin capté su atención.
—Disculpe usted señor, no estoy sorda. Ya le escuché y para su información Rosario no es mi nombre. —Me dijo ella algo ofuscada, indicándome con su dedo sobre la pequeña etiqueta en su pecho, su verdadero nombre. «Irene».
—Bueno preciosa, pues con esa elegancia sevillana que te gastas al servir las copas y al caminar la gracia flamenca que se te desborda por los poros de la piel, más la sabrosura de tu acento andaluz, por mi cualquier nombre que empiece por «I» y termine en una «E», de seguro que te sentará bien. —¡Puff! tras ese suspiro, acerté con el originario terruño de mi interlocutora y ya con su atención puesta hacia el café de mis ojos, le solicité con suavidad el orden exacto de las bebidas que requería.
Irene, atentamente me entregó al momento la orden y cuando fui a cancelarle las bebidas, se acercó un poco inclinándose sobre la barra y con su dedo índice me hizo la señal de que me acercara más. Y al hacerlo me tomó ágilmente con su otra mano de mi corbata y me jaló hasta estar mi rostro muy, muy cerca del de ella.
—Me gusta tu forma graciosa de ligar. ¿Colombiano cierto? —Pues sí, le respondí algo asustado. —¡Bien! Me encanta el sabor de los latinos. Salgo a las doce y sí, soy sevillana, pero tampoco mi nombre es Irene. El real es este. Y me pasó un papelito donde estaba un número telefónico escrito y debajo en cursivas letras… ¡Eva!
—Encantado, soy Rodrigo y le pasé mi tarjeta de ...