1. El regalo: Un antes y un después (Duodécima parte)


    Fecha: 05/02/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... peluquería y hacer unas compras en el centro comercial y nos preguntábamos si no le incomoda dejarnos salir una media hora antes. ¿Por favor?
    
    —Jajaja, solo con una condición Silvia. —¿Y cuál sería don Hugo? Le respondí.
    
    —Que esta noche por video me dejes ver lo hermosa que te han dejado en la peluquería.
    
    —¡Puff! Está bien don Hugo, por supuesto. Feliz tarde. Y terminé la llamada para girarme y darme cuenta de que tanto Amanda como Magdalena estaba justo a mi lado, inquietas por conocer la respuesta.
    
    —¡Dijo que sí chicas! —Les comenté y ellas me abrazaron efusivamente.
    
    …
    
    —Buenas tardes Rodrigo. ¿Le queda fácil reunirnos por la zona de la Universidad Complutense? Digamos… ¿Cómo en dos horas? Hay por allí cerca una terraza muy acogedora y tiene unos excelentes Brownies que son una delicia, unas infusiones dulces de ataque y obviamente, el café que le adeudo. Creo que le va a agradar. —Perfecto Martha, a esa hora estaré por allí. Respondí.
    
    —Debo cumplir una cita, pero creo que no me demoraré. Nos vemos al rato y gracias por llamar. Y colgué la llamada, dirigiéndome hacia la dirección de mi antigua clienta.
    
    Al llegar al almacén, se me acercó una joven muchacha, que salía del fondo del local, con la clara intención de atenderme.
    
    —Buenas tardes señor. ¿Le puedo colaborar en algo? —Si por favor, necesito hablar con la señora Teresa, tengo una cita con ella. Le respondí.
    
    —La señora Teresa está en una reunión en este momento. Seguro que se le olvidó la ...
    ... cita con usted. Permítame le aviso que está usted aquí. —Y ella se volvió hasta el interior del almacén para no volver a salir.
    
    En su lugar salió un joven, un poco más alto que yo pero mucho más delgado. Parecía un poco descuidado con su manera de vestir y en su rostro una insipiente barba mal cuidada. Con una mirada poco amigable me habló.
    
    —Disculpe usted señor… —¡Cárdenas, Rodrigo Cárdenas! Le contesté. —¿Y usted es?–. Le pregunté.
    
    —Soy Carlos, su hijo menor y estoy a cargo ahora de las compras, señor Cárdenas. Y bueno, sé que tenía una cita con mi madre pero ya no es necesario. Estamos reunidos con otra persona que de ahora en adelante nos va a proveer de los camiones y otros vehículos que podamos requerir en un futuro. Mi madre le agradece por toda su atención. Muchas gracias. —Y se dio vuelta, dándome la espalda y dejándome allí en ascuas y sin articular palabra.
    
    Abandoné aquella Ferretería, maldiciendo mi suerte, pues no me gustaba para nada perder clientes, a ninguno. Pero aún más a aquella señora, quien era muy conocida en el sector de la construcción y estaba por comprar nuevas unidades. Era una perdida grande para mí. Miré mi reloj y pues comprendiendo que tenía suficiente tiempo por delante, me detuve unos metros más allá de la puerta del almacén. Tomé del bolsillo interior de mi chaqueta y del pantalón el encendedor. Me sentía enojado, frustrado y solo.
    
    No tenía noticias de Paola, quizás sí estuviera enferma, aunque en principio sospeché que lo único ...
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