Nalgona
Fecha: 08/02/2022,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... labios y dando los últimos sorbos a su taza de café, .me dijo con una sonrisa prometedora:
-Esto es una muestra de lo que puedo ofrecerte. No puedo dedicarte más tiempo ahora, porque tenemos que trabajar, pero al término de nuestras labores podemos dedicarnos a nosotros y te prometo que no te arrepentirás.
Tomando su bolso y contoneándose provocativa, me sonrió nuevamente y enviándome un beso al aire se alejó con rumbo a su oficina.
Todo el día estuve sin poder concentrarme en mi trabajo, pues mi pensamiento lo ocupaba la deliciosa mamada que me había proporcionado, y que me mantenía en un estado de excitación tal, que me ponía la verga como fierro y caliente como las brasas.
Cuando por fin terminó el horario de trabajo, la esperé a la salida del edificio, un poco alejado de su oficina, para no dar lugar a murmuraciones, y cuando ella salió contoneando sus hermosas nalgas, me acerque a ella y la conduje donde se encontraba mi automóvil, el que enfilé rumbo a la zona donde se encontraban los moteles.
Durante el trayecto, ella me demostró su ansiedad acariciándome la verga sobre el pantalón y localizando la bragueta, deslizó el cierre para poder admirar el objeto de sus deseos, olfateándolo con delectación, y marcando en la cabeza la huella de sus labios pintados de rojo.
Yo disfrutaba intensamente estas muestras de cariño hacia mi verga y aumentaba la velocidad para terminar el recorrido cuanto antes y así poder gozar de los favores de tan cachonda mujer, ...
... que no podía contener tanto tiempo de abstinencia a la que se había sometido voluntariamente por respeto a la memoria de su marido.
Al llegar al motel elegido, del que ya tenía referencias, descendimos del automóvil apresuradamente y a grandes zancadas nos dirigimos al cuarto que se nos destinó, y tan pronto cerramos la puerta, nos desvestimos en un santiamén.
¡Qué maravilloso espectáculo se mostró ante mi vista!, su hermoso cuerpo lucía en todo su esplendor y se me ofrecía con toda la ansiedad que le provocaban sus deseos a flor de piel. Sus senos lucían blancos con unas aureolas rosadas y unos pezones duros que se erguían en elocuente invitación para ser mordidos, chupados, succionados, en una palabra, para disfrutar con ellos. Y su cintura esbelta, que se ensanchaba para dar lugar a sus grandes y bien proporcionadas nalgas, blancas y sin rastros de estrías ni celulitis, completamente limpias y deseables.
Sin poder contener más mis ansias, corrí hacia ella y rodeando su cintura con mis manos, la atraje hacia mí, al mismo tiempo que mis labios buscaban su garganta, sus rojos labios gordezuelos y sus senos, besándola con locura por todas aquellas redondeces tan divinas, disfrutando de la tibieza de su piel sedeña que ahora era para mí.
-Así, mi vida, -me decía en susurros- bésame por todas partes. Quiero sentir tus caricias por toda mi piel. Caliéntame, mi amor, y hazme gozar intensamente con tus caricias, antes de que me metas esa hermosa verga tuya, y aunque me ...