No hay vuelta atrás
Fecha: 18/02/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos
... el calzoncillo violentamente.
Estaba allí, asustado y desnudo.
Me dio una nalgada. Dio una vuelta a mi alrededor mirándome. Registró entre el armario y sacó otro vestido acampanado corto blanco de flores, una peluca color castaño y larga y unas sandalias de tacón alto doradas de pata de gallo sin talón. Me dijo -En el armario encontrarás maquillaje y una rasuradora. Llegó el día: Después de hoy no hay vuelta atrás, serás una verdadera mujer. Tienes 20 minutos.
Salió de la habitación. Me quedé viendo mi desnudez. Aquel miembro diminuto y vergonzoso. Mi piel blanca de porcelana y mi silueta delicada y sí, muy femenina. Tragué saliva. -Tiene razón- me dije – si no puedo gozar siendo el hombre que puedo, seré la mujer que todos quieren.
Así fue. En 20 minutos estaba listo como toda una mujer. El vestido y las sandalias me hacían ver perfecta. Mi piel había quedado suave en todo mi cuerpo gracias a la depilación; y el maquillaje discreto en rostro, ojos y labios me daba un toque de inocencia.
Salí de cuarto libre, dejando atrás todo miedo cultivado por años de frustraciones.
Era verano y hacia calor, pero el viento me sopaba los muslos, los pies en las sandalias, que a cada paso rebotaban dando golpes en mis talones producían un ruido placentero que me dio una sensación mas femenina. Había encontrado unos aretes de presión hermosos y me había colocado un moño con cinta en la peluca.
Mi profesor me vio y me acerqué a él que estaba grabándome con su teléfono. ...
... No dijo palabra. Guardó su teléfono, me tomó de la mano y me condujo hacia la puerta de salida.
-¿Qué está haciendo?- le pregunté.
-Luciéndote- me respondió. – Te voy a presumir-. Me dio unas gafas oscuras y salimos de su casa. Yo temblaba. Pero el aire de la calle que soplaba mi entrepierna me dio valor. Caminamos una cuadra y llegamos a otro edificio de apartamentos, subimos por el elevador, bajo la mirada curiosa y excitada de la gente que nos encontramos.
Llegamos a un apartamento y tocó la puerta. ¡Era otro de los profesores de la universidad!
-Hola-, dijo – te presento a ¿cómo dijiste que te llamabas? - me cuestionó
Sabía lo que yo tenía que hacer, no había vuelta atrás – Genoveva-, dije, adoptando una actitud seductora.
Aquel otro profesor nos hizo pasar a su casa. Se sentaron ambos en un sillón.
-Baila para nosotros- me ordenaron, encendiendo el viejo estéreo con música incitadora.
Mi mente estaba enajenada y comencé a bailar acariciando mi cuerpo. No traía tangas ni sostén, solo el vestido y las sandalias. Mis movimientos eran cada vez más calientes.
De pronto, uno de ellos se levantó y me tiró al sillón donde estaba el otro, quien bajándose su pantalón mostró aquel bello y ejemplar miembro y tomándome de la cabeza me condujo a él. Inconscientemente comencé a mamarlo y chuparlo. Nada en aquel momento era racional, solo pasión y emoción.
El que estaba atrás de mi me levantó el vestido y comenzó a lamer las nalgas pasando su lengua por mi ...