1. La recatada, la chismosa y los pajilleros


    Fecha: 20/02/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Aura era una moza de edad legal para ser follada, pero tan recatada que no había manera de entrarle. Toño y yo también teníamos 18 años y éramos amigos suyos.
    
    Esa tarde de verano, Toño, Aura y yo estábamos a la sombra de un roble jugando al chinchón. Mi burra, el caballo de Toño y las ovejas y el carnero de Aura apastaban juntos. Aura llevaba puesto un vestido de flores que le daba por debajo de las rodillas y calzaba sandalias. Toño le vio los pelitos de las pantorrillas, y le preguntó:
    
    -¿Por qué no afeitas los pelos de las piernas?
    
    -Si, hombre para cortarme y dejar las piernas cómo un mapa. Además, ¿para qué? Soy tan fea que ningún chico mira para mí.
    
    Aura no era muy guapa, pero tampoco era una chica del montón. Tenía el cabello pelirrojo rizado y muy largo y lo llevaba recogido en dos coletas y ese día tapado con una pañoleta azul con lunares blancos. Sus ojos eran claros, era de estatura baja y tenía pecas hasta en el culo. Le dije:
    
    -Yo te veo bonita. Y si quieres afeitar las piernas sin cortarte haz cómo yo.
    
    Sonrió. Le gustara lo de bonita.
    
    -¿Qué haces tú?
    
    -Corto con mi navaja una caña de bambú en varios trozos, corto los trozos por la mitad y con los bordes me afeito las piernas y el pecho para que me salgan los pelos con más fuerza.
    
    -Aquí no hay cañas de bambú.
    
    -Ni creo que nos enseñases las piernas para afeitarlas.
    
    -Pues sí, mira, te dejaría que me las afeitaras
    
    -Tramposa, si parece que vas para monja.
    
    -Sí, y tu para cura, no ...
    ... te fastidia. Yo no miento, si digo que te dejaría afeitar mis piernas es porque te dejaría.
    
    Toño se ofreció voluntario.
    
    -¿Quieres que vaya a buscar una caña de bambú, Aura?
    
    -Vete.
    
    Dejamos la partida, y poco después, Aura, con la falda arremangada por encima de las rodillas miraba cómo Toño y yo le afeitábamos las piernas. Allí no había agua, así que le escupíamos en las piernas para ir quitando el vello. En las pantorrillas tenía pelusilla. Cuando llegamos arriba pensamos que no nos iba a dejar seguir, pero se levantó el vestido hasta las bragas, se echó hacia atrás y se dejó afeitar. Fuimos escupiendo y afeitando hasta llegar al lado de las bragas, de las que salían pelos pelirrojos y a las que vimos mojarse más y más y más, hasta encharcarse, pero literal, estaban más mojadas que secas.
    
    No podía dejar pasar aquella oportunidad, le aparté las bragas para un lado para ver cómo reaccionaba y no se movió. Le escupí en el coño abierto. Ya estábamos empalmados, pero el gemido que se escapó de la garganta de Aura al sentir la saliva en su vulva hizo que nuestras pollas latiesen cómo el corazón de un caballo desbocado. Toño, al que yo creía sin experiencia, acarició con su mano, le lamió y le besó el interior de su muslo derecho hasta llegar a las bragas, al no decirle nada, hice lo mismo con el muslo izquierdo. Aura, gemía, mordía una mano y tenía los ojos cerrados. La recatada se puso tan perra que le cogió la cabeza por la nuca a Toño, se la llevó a su coño, y le ...
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