La bella y la bestia
Fecha: 25/02/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Mario Emanuelle, Fuente: CuentoRelatos
... mujer en un crescendo que los envolvió a los tres, al punto que en determinado momento, Teresa mordió apenas la pija a su esposo, lo que provocó, enseguida de la sorpresa, la carcajada de ambos. Mario acabó en las tetas de la rubia mientras Alfredo llegó a su primer polvo, enterrando entera la verga en el culo de Teresa.
Luego de un "recreo", ida a higienizarse de cada uno, reponer energías con unos snacks y bebida, Mario se dispuso a observar en primera fila el espectáculo que sobrevino al "primer tiempo". Alfredo cumpliendo con su vaticinio, estuvo más de una hora, con la pija como un hierro, dándole a Teresa por todos lados, comiéndole a besos literalmente las tetas, cogiéndola en todas las posiciones en la cama y fuera de ella, hasta llevarla a la mesa del inicio de la noche, haciendo que únicamente con sus sandalias puestas, apoyase sus manos inclinada para cogerla un buen rato en esa posición otra vez por el culo, provocando en Teresa reacciones que jamás había experimentado, las que exteriorizaba pidiendo más, gimiendo, gritando, prometiendo, enloqueciendo.
Teresa: Ahh! qué divino! dameee, siiii, cogeme Alfredo, nunca me habían hecho calentar tanto! te lo juro, qué divinooo!
Alfredo: Papito te va a coger todo lo que quieras mi amor!, ¿tu marido te va a dejar venir más veces para que te siga cogiendo?
Teresa: (mirando a su esposo) Mi vida, ¿puedo venir sola para que me coja Alfredo? Me enloqueció! ¡quiero que me dé mucha pija!, ¿no te enojás?
Mario: No ...
... mi vida, no me enojo, yo quiero que disfrutes vos. Podés venir siempre que quieras y él puede ir a casa cuando quieran, de vez en cuando quiero seguir viendo, disfrutemos todos ¿sí?
Durante varios meses, Teresa se producía como para ir a una fiesta (bueno, iba a una fiesta) un par de veces por semana. Se metía a la bañera con sales aromáticas, iba a la peluquería, venía maquillada, se vestía de modo bien provocativo, tanto que no se animaba a ir sola, le pedía a Mario que la llevase hasta la puerta de la casa de Alfredo y lo llamaba al terminar para que la fuese a buscar. Iba como una reina, volvía destruida, como si le hubiese pasado un tren por encima.
Mario: Mi vida ¡qué facha! ¿Te sentís bien?
Teresa: Sí mi amor, estoy bien, bien cogida, reventada, me coge en la cama, en el baño, encima de los bafles de sonido, es impresionante, ¡me encanta! ¡Y estoy caliente!, cuando lleguemos a casa cogeme mucho, ¡quiero más!
Y llegaban a casa y siempre, mientras duró la aventura con Alfredo, volvían encendidos, deseando llegar a la cama. Y los días siguientes, en estado incandescente, ante la menor mención o recuerdo de los encuentros, comenzaban a besarse y acariciarse en donde estuvieran, en el auto, en la rambla, en el cine.
Hasta que un día, subiendo al coche con su habitual aspecto "del después", despeinada, ojerosa, Teresa le dijo a Mario: "se acabó, no vengo más".
Mario: ¿Qué pasó mi amor?
Teresa: No es la primera vez que pasa. Volvió a decirme que te dejara, ...