1. Adiós a mi secreto


    Fecha: 11/03/2022, Categorías: Transexuales Autor: GenovevaSexy, Fuente: CuentoRelatos

    ... quitármela. Me zafé las zapatillas deportivas que llevaba. Desabrochó el botón y el cierre de mis vaqueros y los bajó junto a mis calzoncillos. Quedé desnudo.
    
    “Pero mira que miseria de miembro tienes”, me dijo. Y era cierto, mi pene apenas excede las 2 pulgadas y con el miedo que sentía se escondía arrugado aún más. “Una mejor razón para que disfrutes por el otro lado”.
    
    Tomó la tanga negra y con un toque de sus manos me pidió que subiera las piernas para ponérmela. Luego, me colocó la falda y finalmente la blusa a cuadros. “Déjame a mi ponerme las sandalias”, supliqué. “Quiero ser yo quien ponga el toque especial para sentirme al fin travestida ante ti”. Metí los pies en aquellas bellezas doradas. Una corriente eléctrica de placer recorrió todo mi cuerpo. Eran no solo tan suaves, ventiladas y cómodas, sino además tan femeninas, que mi esfínter comenzó a lubricarse.
    
    Mientras terminaba de amarrarme las cintas a mis tobillos, me colocó en la cabeza una peluca larga de color castaño.
    
    Me tomó de la mano y me vi junto a él en el espejo. Estaba hermosa. Con las manos entrelazadas me llevó a una gran puerta de vidrio, la abrió y esta daba al balcón de su apartamento, salimos a él y vi la ciudad. Un aire cálido aireaba todo mi cuerpo y en especial mis pies que se cubrían apenas por unas tiras de cuero.
    
    “Juguemos”, me dijo viéndome a los ojos “¿quieres ser mi novia?”
    
    Emocionado le sonreí, colgué mis brazos a su cuello, me acerqué a él y le respondí: “quiero ser tu ...
    ... novia mi amor”. Nos besamos con lenguas apasionadas en aquel balcón, con el viento y la vista a la ciudad.
    
    Después de un buen rato, nuestros miembros erectos se tocaban por sobre la ropa. Me llevó a su cuarto, se deshizo en un segundo de toda su ropa y pude ver aquella golosina de carne, erecta, hinchada de tanta sangre dentro de él. Iba a arrodillarme para mamarla, pero no me dejó. Me volteó, me tiró a la cama, me bajó a medias la tanga y, sentí verga dentro de mi por primera vez, tal como lo cuento al inicio de mi relato.
    
    Siguió bombeándome con rudeza. “Gime y grita”, me ordenó. A lo cual obedecí con placer, agregando frases de “¡Qué rico papito!”, “¡me gusta tu verga!”, “¡más duro!”, “¡quiero tu leche!”, “¡soy tuya!”, “¡Dame hasta adentro!” y otras que en mi locura ya no recuerdo.
    
    Cada embestida me desgarraba más las fibras de la entrada del culo. Mi desfloración anal era total. En pocos minutos pasé de un chico normal a una nena, a una novia y a una mujer desvirgada con muchas ganas.
    
    Aceleró sus penetraciones. Sentí desde su rostro sus gotas de sudor cayendo sobre mi espalda y cabello. Su miembro se puso más duro y quemaba aún más por su temperatura. Ambos gemíamos como enajenados. Mi pequeño pene, sin estar erecto comenzó a derramar semen y sentí un orgasmo electrizarme el cuerpo, pero esta vez el protagonista principal era mi agujero siendo penetrado. Aceleró más y con un grito de placer mi hombre expelió 5 chorros calientes de su delicioso yogur dentro de mi ...