1. Como yo te miro, no te mira nadie


    Fecha: 19/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... mis huevos y frotando suavemente en esa parte, empiezo un roce continúo de tus medias contra mi parte más sensible, arrancándome algún suspiro y poniéndome la piel de gallina.
    
    Acaricio tus tetas dulcemente como si te las fuera a romper, y también paso mis dedos suavemente por tu espalda y tu ombligo, te estremeces con cada roce, jugando con mis dedos en la parte interna de tus muslos, dibujando el refuerzo de tus medias y acariciando las formas del encaje, acercando miss dedos, casi sin atreverme al comienzo de tu sexo. Su boca queda tan cerca de la mía que puedes notar mi calor y no tienes que repetírmelo con palabras, solo una mirada, una tierna mirada y una dulce sonrisa, dan paso a un apasionado beso.
    
    En ese momento sientes algo de vergüenza, crees que pensaría que menuda zorra... pero no sabes por qué, has tenido una punzada de timidez, hasta que sientes cómo mi lengua se introduce en tu boca buscando jugar con tu propia lengua. ¡Que rico sabe un beso bien dado...!
    
    Pellizco tus dos pezones y tú levantas la pierna y apoyas tu rodilla sobre mi muslo jugando nuevamente a ese roce de tus medias de cristal contra mi piel. Yo me agarro cada vez más a tus caderas admirándome una vez más.
    
    C- ¡Chiquilla eres como un ángel!, ¡Quiero follarte! -digo nervioso acariciando tus labios vaginales con mis dedos haciéndome temblar de gusto.
    
    Entonces me di cuenta de la cuerda que sale y tirando de ella voy descubriendo la primera bola plateada que sale empapada de tu ...
    ... sexo y a continuación la segunda hasta quedar colgando entre mis dedos. Me sonríes y yo también lo hago, además de morderme el labio inferior mostrándome tu calentura.
    
    C- ¡Dios, eres una caja de sorpresas! –te digo.
    
    El hecho de que te despoje de esas bolitas, te produce un gusto que te hace ronronear y acto seguido te sube a horcajadas sobre mi cuerpo desnudo. Nuestros sexos quedan pegados y tú empiezas a mover tu pelvis para que tus labios vaginales acaricien ese miembro duro.
    
    R- Carlos, ¿De verdad quieres follarme? –me dices con tono susurrante.
    
    C- ¡Claro que si mi niña i! -es casi un grito mi contestación.
    
    En ese instante apoyas las rodillas en el sofá para levantar ligeramente tu culo y orientando mi polla y la llevas hasta tu coño, sentándote de golpe sobre ella. Ese duro miembro se mete hasta lo más profundo de tu útero, dándome un gusto increíble... llenándote entera, matándote de gusto, proporcionándote un placer fuera de lo normal. Sin duda que la señorita R estaba necesitada de polla y la mía ha venido a sustituir la que te faltaba. Comienzas a subir lentamente disfrutando del contacto de mi polla rozando las paredes de tu coño, para luego volver a dejarte caer sobre ella.
    
    R- ¡Ah, qué placer! -dices gimiendo al sentirla bien adentro.
    
    A continuación, tras un largo suspiro, empiezas a cabalgar sobre ella, mientras yo me divierto amasando tus tetas, tu culo, dibujando tus caderas y tu cintura.
    
    C- ¡No me creo que te esté follando! -repito ...
«12...789...»